Algo que vale la pena contar: “Ley Anti-meme”.

26 junio 2015
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boardmanTremendo debate logró desencadenarse tras la propuesta de una iniciativa de ley, presentada por una diputada local ante el Congreso de Sonora, sobre la responsabilidad civil para la protección de la vida privada, el honor y la propia imagen, y que popularmente ha llegado a conocerse como “Ley Anti-meme”.

El tema es, ¿Podría llegar el momento en el que la libertad de expresión, deje de considerarse genuinamente como tal y trasgreda al ámbito del daño moral? ¿Existe entonces, un límite para la libertad de expresión, como lo existe para otro tipo de libertades?

Lo cierto es que ante las actuales formas de comunicación, pensar en un control autoritario efectivo, simplemente resulta imposible. No hay manera. Estamos frente a una “red” que lejos de atrapar algo, antagónicamente implica libertad. Claro que existen excepciones como los delitos cibernéticos, pero la difusión de una opinión no se encuentra considerada como tal.

Internet y las redes se han convertido en el medio de participación más efectivo de la sociedad. Y en algunos casos, quizá prácticamente en una especie de mayéutica moderna, es decir, lograr que el interlocutor descubra sus propias verdades a través del cuestionamiento. Y la mayéutica nos lleva a recordar la ironía o método socrático. La filosofía nos enseñó que el pez por la boca muere y precisamente vale la pena recordar que Sócrates de Atenas, al momento de acatar su sentencia y beberse la cicuta, fue víctima coincidentemente de un exceso de crítica en contra de la libertad de expresión y la democracia.

Sostenía que el diálogo era la mejor herramienta de progreso, pero curiosamente sus diálogos desembocaban a menudo en cuestionamientos a usos, costumbres e instituciones de la época y frecuentemente pisaban callos. Así que la libertad de expresión no era en el pasado, lo que hoy es, y finalmente Sócrates fue víctima de sus propias expresiones.

Cuenta Pedro González Calero, que al saberse perdido, Sócrates ni siquiera dejó la afición a la ironía que le caracterizaba. Y así, cuando su mujer Jantipa se lamentó de que lo fueran a matar injustamente, Sócrates le preguntó: ¿Es que acaso preferirías que me mataran con justicia?

Somos lo que hemos leído y esta es, palabra de lector.

Escrito por: Alberto Boardman

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