La estanflación
ENRIQUE MARTÍNEZ Y MORALES
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Iniciamos un 2022 en medio de aguas internacionales turbulentas.
La inflación no cede a nivel mundial, aunque ésta en sí no es mala y menos cuando se mantiene baja.
Es la consecuencia natural de una economía dinámica que genera crecimiento.
El problema se genera cuando hay inflación y no hay crecimiento. Los economistas llamamos a ese fenómeno “estanflación”.
Y aunque la mayoría de los países cerró el año con crecimiento, cuando se le descuenta la inflación éste se vuelve nulo o negativo.
La estanflación es el peor de los dos mundos: se asumen los costos de la inflación sin gozar de los beneficios de tener un crecimiento económico que genere empleo y riqueza.
En ese punto se debe tener mucho cuidado con los instrumentos de política financiera y monetaria que utilicen los países.
En un escenario de estancamiento, los gobiernos tienden a implementar políticas fiscales expansivas, reduciendo impuestos e incrementando el gasto público, lo que conduce a una mayor inflación.
En un escenario de alta inflación, los bancos centrales tienden a implementar políticas monetarias restrictivas, incrementando las tasas de interés, lo que conduce a mayor recesión.
Sin duda son muchos los factores globales los culpables de esos desbalances económicos, pero también es cierto que las decisiones internas de cada país, así como sus programas y políticas, palian o exacerban el problema.
Las aguas del mar están movidas y a lo lejos se vislumbran nubarrones. Los retos y los peligros son similares para todos los barcos.
Solo las naves que estén construidas con materiales de calidad y con solidez, y que cuenten con un capitán y tripulación con preparación, valentía y pericia podrán sortear la tormenta.
Por eso es importante que nuestra economía se blinde y sus servidores públicos se preparen, para esta embestida y para las que vengan.
Y para acabar de descomponer el cuadro, una nueva ola de Covid arremete con furia.
La ventaja es que no nos toma por sorpresa.
Dos años de experiencia restan mucho a la incertidumbre.
Sigámonos cuidando, sin frenar la economía.
Los obstáculos son grandes, trabajemos en superarlos.
Iniciamos un 2022 en medio de aguas internacionales turbulentas.
La inflación no cede a nivel mundial, aunque ésta en sí no es mala y menos cuando se mantiene baja.
Es la consecuencia natural de una economía dinámica que genera crecimiento.
El problema se genera cuando hay inflación y no hay crecimiento. Los economistas llamamos a ese fenómeno “estanflación”.
Y aunque la mayoría de los países cerró el año con crecimiento, cuando se le descuenta la inflación éste se vuelve nulo o negativo.
La estanflación es el peor de los dos mundos: se asumen los costos de la inflación sin gozar de los beneficios de tener un crecimiento económico que genere empleo y riqueza.
En ese punto se debe tener mucho cuidado con los instrumentos de política financiera y monetaria que utilicen los países.
En un escenario de estancamiento, los gobiernos tienden a implementar políticas fiscales expansivas, reduciendo impuestos e incrementando el gasto público, lo que conduce a una mayor inflación.
En un escenario de alta inflación, los bancos centrales tienden a implementar políticas monetarias restrictivas, incrementando las tasas de interés, lo que conduce a mayor recesión.
Sin duda son muchos los factores globales los culpables de esos desbalances económicos, pero también es cierto que las decisiones internas de cada país, así como sus programas y políticas, palian o exacerban el problema.
Las aguas del mar están movidas y a lo lejos se vislumbran nubarrones. Los retos y los peligros son similares para todos los barcos.
Solo las naves que estén construidas con materiales de calidad y con solidez, y que cuenten con un capitán y tripulación con preparación, valentía y pericia podrán sortear la tormenta.
Por eso es importante que nuestra economía se blinde y sus servidores públicos se preparen, para esta embestida y para las que vengan.
Y para acabar de descomponer el cuadro, una nueva ola de Covid arremete con furia.
La ventaja es que no nos toma por sorpresa.
Dos años de experiencia restan mucho a la incertidumbre.
Sigámonos cuidando, sin frenar la economía.
Los obstáculos son grandes, trabajemos en superarlos.