EE UU enturbia la renegociación del TLC a las puertas de una reunión clave

10 octubre 2017
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Tres rondas negociadoras y 15 días de conversaciones después, el Gobierno de Estados Unidos prepara el terreno para desvelar sus propuestas estrella de cara la actualización del mayor pacto comercial del mundo, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC). Todo, a través de filtraciones. Primero, la Administración Trump deslizó que sopesa incluir una cláusula de terminación del acuerdo a cinco años vista si los tres firmantes (EE UU, México o Canadá) no alcanzan un nuevo acuerdo antes. Luego dejó caer que aumentará hasta el 85% —frente al 62,5% actual— el porcentaje de insumos regionales de los coches producidos en la región y que obligará a que al menos el 50% de los componentes procedan de EE UU. A ambas propuestas, todavía no concretadas en la mesa de negociación, se suma la incertidumbre sobre el capítulo 19, de resolución de controversias: Washington sigue sin descolgarse de su propuesta inicial de cancelarlo.

México y Canadá ya han tildado de “inaceptables” las propuestas filtradas por su primer socio comercial y no descartan levantarse de la mesa si las negociaciones siguen esos derroteros. Fuentes cercanas al equipo negociador del país latinoamericano, que este lunes han aterrizado en Washington para preparar la cuarta ronda de conversaciones que comenzará el miércoles en la capital estadounidense, subrayan su inquietud por la posibilidad de que los globos sonda estadounidenses se plasmen en una propuesta formal.

Pero estas propuestas filtradas por la Administración Trump no solo preocupan en la Ciudad de México —la parte que más se juega en la renegociación del tratado— y en Ottawa. También en la primera potencia mundial se han encendido algunas luces de alarma que permanecían apagadas desde que los tres Gobiernos se sentaron por primera vez en la mesa de negociación. El gran empresariado estadounidense, a través de la Cámara de Comercio, ha mostrado recientemente su preocupación por que su propio país haga descarrilar el diálogo trilateral. «Estamos cada vez más preocupados por el estado actual de las negociaciones», dijo el viernes John Murphy, vicepresidente de la Cámara de Comercio de EE UU. «Vemos estas propuestas como altamente peligrosas, e incluso una de ellas [la cláusula de terminación automática] podría ser lo suficientemente importante como para que la comunidad empresarial y agrícola se oponga a un acuerdo», subrayó Murphy, que no descarta el fracaso de las conversaciones solo dos meses después de su inicio. Un día antes, el exrepresentante comercial estadounidense Robert Zoellick había subrayado la posibilidad “cada vez más probable” de que Trump culminase su amenaza de abandonar el tratado comercial. Y había cifrado en “al menos un 50%” la probabilidad de que EE UU se retirase del TLC este año o el próximo.

Con el 56% de los estadounidenses en contra de su gestión y las semanas pasando sin una victoria que vender a su electorado, Donald Trump empieza a tener poco margen de maniobra para exhibir una pieza de caza mayor. Lo intentó, infructuosamente, con el decreto migratorio —suspendido en los tribunales— y con la derogación de la reforma sanitaria de Barack Obama —frenada por su propio partido, el republicano—. Ahora, muchos analistas temen que ese ansiado triunfo político venga de la cancelación del TLC, algo con lo que ya ha amagado el presidente de EE UU. Un caramelo para buena parte de su electorado —en buena medida, empleados industriales golpeados por la deslocalización de fábricas en México y otros países emergentes—, pero un tiro en el pie para la propia economía estadounidense.

La probabilidad de que México o Canadá se levante de la mesa esta misma semana si EE UU insiste en lo filtrado es, según Ignacio Martínez, coordinador del ‎Laboratorio de Análisis en Comercio Exterior de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), aún mayor: “del 90%”. “El Gobierno mexicano y el sector empresarial nos están preparando para la ruptura”, sostiene en declaraciones a EL PAÍS. “Sería un arma en la negociación”. Este economista ve “clave” esta semana de negociaciones, pero avisa de que el impasse en las conversaciones —que no supondría la cancelación del tratado, sino un aplazamiento en el diálogo trilateral— podría llegar incluso antes de que llegasen a Washington los máximos representantes de los tres países: el primer día de negociaciones (el miércoles) por la noche.

Los mercados de divisas ya han empezado a cotizar este aumento de la tensión. Ante el espinoso escenario de que alguno de los participantes en las conversaciones se levantase de la mesa esta misma semana —una opción que en los últimos meses había ido perdiendo importancia en los modelos de bancos y casas de análisis al norte y al sur del río Bravo—, el peso mexicano ha retrocedido con fuerza este lunes. A 48 horas del inicio de la cuarta ronda de negociaciones, la incertidumbre sobre un tratado comercial del que dependen el 80% de las exportaciones del país latinoamericano, la moneda ha batido mínimos de cuatro meses. “Gran parte de la depreciación es por la incertidumbre relacionada con el TLC. Hay mucho nerviosismo”, cierra Gabriela Siller, jefa de análisis del Banco Base.

Información de: El País

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