ROSA MEXICANO

21 abril 2022
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Entre los setentas y la tumba 

 

De todo lo que me perdí

 

Ya llegué de donde andaba

 

YO ? yo voy con mi hacha

 

 

La vida me ha colocado, y se lo agradezco un –como decirlo sin que parezca una rispidez- montón, precisamente entre los setentas y la tumba, lo que no es nada fácil si uno vive en Saltillo y ha pasado con cualquier cantidad de enfermedades, ninguna  a Papá Dios Gracias, me hubiera cargado el payaso, porque pudieron superarse con intervenciones, pero en este momento afronto dos dolencias que en el último año me han causado cualquier cantidad de ausencias en mi casa de labor, La Reyna, y ante ustedes, por haber dejado de pergeñar primero, y publicar después, mi ROSA MEXICANO.

 

Dejar de ir a LAS AQUELLITAS en La Reina es para mi una calamidad al cuadrado, pero entiendo que a la audiencia del noticiero no debe ser agradable escuchar a la Señora Durán, la Aquellita mayor, tose que tose, tose que tose y más ronca de lo habitual.

 

Entonces no puedo trabajar. Eso es en tiempo de calor pero también  cuando hace frío, porque soy alérgica al frío.

 

En fin, que planee los tres días santos y de pilón el sábado y el domingo para curarme la gripa que empezó desde el sábado anterior  a la semana de vacaciones, con la receta de mi abuelita  Doña Victoria Segura Díaz de León, de Cuatro Ciénegas, por supuesto: rincón y mugre.

 

Siempre había tenido con 4 días para superar la gripa, pero ahora ya no.

 

Y ya no porque una razón: porque estoy en los setentas y la tumba y necesito más tiempo para superar mis males de los que no he salido de la tos provocada por las alergias  que atizaron los aires cuaresmeños y la porquería del aire que respiramos.

 

Y aquí estoy. Tose y tose y con un bajísimo nivel de voz que parece que sale de un bote metálico, o sea poco entendible.

 

Un dolor de cabeza de pocas emes que me ubica en el lecho del dolor cuando donde quiero estar, es en un liacho de lonches, porque hasta en eso he bajado la intensidad de consumo porque la garganta me duele unas cuadras más allá del infinito, pero a la izquierda, frente a la penúltima farola.

 

Lamento tanto que no haya un concurso de tosidas, porque sé que ganaría, obvio, practico día y noche

 

Gracias por prestarme su hombro dos cuartillas y media.

 

Aquí estoy, entre los setentas y la muerte como la Tía Mame de la famosa obra de teatro. Lista para darle duro y empezar un nuevo tratamiento experimental, antialérgico.

 

A darle que hace falta

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