El Vaticano abre la puerta a la ordenación de hombres casados en zonas aisladas

17 junio 2019
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El Vaticano ha dado hoy un pequeño paso en el histórico debate sobre la conveniencia de abolir el celibato en los sacerdotes y en la concesión de ministerios oficiales a las mujeres. El próximo mes de octubre se celebrará en Roma un sínodo de obispos para tratar los problemas de la Amazonía, y el documento de trabajo publicado esta mañana anuncia que se propondrá la ordenación sacerdotal de hombres casados para poder garantizar los sacramentos en las zonas más aisladas. Una idea ya esbozada por el Papa en otras ocasiones que adquiere ahora carácter oficial, pero que deberá ser valorada y ratificada despujés de la reunión de octubre.

La propuesta, siempre lo ha dicho el Papa, tiene un carácter limitado a las zonas del mundo donde la Iglesia no logra tener representantes. En ningún caso, la Iglesia y el propio Francisco se plantean la abolición del celibato entre los sacerdotes a corto o medio plazo. De hecho, el Papa fue extremadamente tajante cuando fue interrogado por ello regresando de su viaje a Panamá el pasado enero. “Prefiero dar la vida antes que cambiar la ley sobre el celibato”, señaló entonces asegurando que jamás se produciría durante su pontificado. Pero la idea de que la experiencia pueda servir como laboratorio de pruebas sobrevuela desde hace tiempo algunos sectores del Vaticano.

La escasez de sacerdotes es especialmente grave en la Amazonía, que comprende parte de Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Guayana, Surinam y Guayana Francesa, y donde la Iglesia Católica experimenta muchas dificultades y donde casi el 70% de las comunidades de la región no tiene acceso a la misa semanal. Por ello, algunos sectores de la Iglesia han propuesto reiteradamente que se pudiese recuperar una vieja figura llamada viri probati: hombres casados con fe demostrada que puedan ejercer las funciones de cura en dichas comunidades.

El documento de trabajo, titulado Amazonía: nuevos caminos para la Iglesia y por una ecología integral insiste en que “el celibato es un don para la Iglesia”. Pero se pide que “para las zonas más remotas de la región, se estudie la posibilidad de la ordenación sacerdotal para personas ancianas, preferentemente indígenas, respetadas y aceptadas por su comunidad, aunque tengan ya una familia constituida y estable, con la finalidad de asegurar los Sacramentos que acompañen y sostengan la vida cristiana».

El debate en el seno del Vaticano también divide a las dos corrieintes ideológicas que mantienen una dura pugna en los últimos tiempos. El cardenal Beniamino Stella, prefecto de la Congregación del Clero, se ha pronunciado ya asegurando el tema debe ser “evaluado con atención y sin cerrazón ni rigidez”. En cambio, las voces más conservadoras en la Santa Sede, en permanente guerra contra Francisco, ven en esto otra afrenta del papa argentino. El cardenal Robert Sarah, uno de los preferidos en el sector ultra para el próximo cónclave, advierte que la ordenación de viri probati es una “violación a la tradición apostólica”.

La escasez de vocaciones y la creciente teoría de que la plaga de abusos que sufre la Iglesia está causada, en parte, por la imposibilidad de los sacerdotes de mantener relaciones sexuales, han encendido últimamente este debate. También el del papel de la mujer en la Iglesia. Las instrucciones de trabajo publicadas hoy, de hecho, hablan de «promover vocaciones autóctonas de varones y mujeres» y sobre todo de «indígenas que prediquen a indígenas desde un profundo conocimiento de su cultura y de su lengua». Además, se emplaza a los obispos a «identificar el tipo de ministerio oficial que puede ser conferido a la mujer, tomando en cuenta el papel central que hoy desempeñan en la Iglesia amazónica».

En el documento publicado se señala también que «en el campo eclesial la presencia femenina en las comunidades no es siempre valorada» y «se reclama el reconocimiento de las mujeres desde sus carismas y talentos». También se pide que «se escuche la voz de las mujeres, que sean consultadas y participen en las tomas de decisiones, y puedan así contribuir con su sensibilidad a la sinodalidad eclesial». «Que la Iglesia acoja cada vez más el estilo femenino de actuar y de comprender los acontecimientos».

EL PAPA TENDRÁ LA ÚLTIMA PALABRA

Al final del sínodo, los obispos se pronunciarán sobre varios artículos del documento final, que luego será remitido al Papa, quien decidirá si convierte el acuerdo en una exhortación apostólica.

Además de la apertura al sacerdocio de hombres casado, el texto hace una llamada a la protección del medio ambiente, y alerta sobre la deforestación de la Amazonía, la minería ilegal y los proyectos de desarrollo que amenazan las culturas nativas y un ecosistema que resulta vital para el planeta.

Información de: El País

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