DOMINGO DE LEYENDA: JUANA GUERRA (VIESCA COAH)

6 agosto 2023
Visto: 494 veces
Este relato se transmite de generación en generación en esta Villa de Viesca, lugar donde anteriormente abundaban los manantiales, y es precisamente en uno de ellos donde nace ésta leyenda.
En una de las tantas chozas hechas con trozos de madera de álamo, carrizos, tule y barro, en las cuales vivían los primeros pobladores del recién fundado pueblo de San Joseph de Gracia y Santiago del Álamo (hoy Viesca), hechos acontecidos el 25 de Julio de 1731, existió una choza en la que habitaba una familia de indígenas tlaxcaltecas, formada por Juan Guerra y su esposa Juana, y que fuera conocida como Juana Guerra, debido al apellido de su marido.
Ellos vivían muy felices, libres como el viento en contacto con la madre naturaleza, tan pródiga por esos tiempos, además de tener un hermoso paisaje a las orillas del manantial bautizado con el nombre de «Juan Guerra».
Por voluntad del Supremo Arquitecto del Universo, procrearon varios hijos, los cuales pasaban muy dichosos la edad mas hermosa del ser humano: la niñez, rodeado de ese lindo paisaje lleno de flores, mariposas y melodiosos trinos de tantas aves, jugueteando a la orilla de ese encantador lago, cuyas límpidas aguas estaban llenas de una hermosa flor acuática llamada lampazo.
Los inocentes niños no comprendían el peligro que representaba meterse al manantial sin una persona mayor, y tratando de cortar algunas flores para regalar a su mamá, fueron arrastrados por las olas y la corriente hasta el fondo del vertiente, donde un remolino traicionero se los tragó, para después arrojar sus cuerpecitos inertes sobre las aguas donde flotaban ahogados.
Nos cuentan que al poco rato, su madre Juana Guerra, notó la desaparición de sus hijitos y comenzó a buscarlos desesperadamente por toda la orilla del lago, y su sorpresa fue indescriptible al encontrar a sus hijos ahogados, boca arriba, mirando al cielo a donde se fueron; quedó paralizada de terror ante la macabra escena.
Dicen que después de muchas horas recobró el movimiento, para después salir corriendo como poseída, por todo el manantial, gritando y llorando por la pérdida de sus hijos ahogados, perdiendo para siempre la razón. Desde entonces no se supo nada de ella, a ciencia cierta, unos dicen que se internó en la sierra y que siguió vagando y llorando hasta morir; otros relatan que también ella se ahogó al tratar y querer sacar de entre las aguas los cadáveres de sus niños.
La realidad no se sabrá nunca, quedará cubierta con el velo del pasado. Lo que sí perdurará en este pueblo, es la versión es que en las noches de luna se aparece su silueta fantasmal flotando a ras del suelo, con una larga y desgreñada cabellera, con su vestido blanco desgarrado que parece brillar con el resplandor de la luna, muestra su rostro descarnado convertido en calavera, gimiendo y llorando por sus hijos, lanzando un lóbrego, lastimero y largo lamento que hace que se paren los cabellos de punta.
Cuentan los abuelos que se ha sabido de dos personas que tuvieron la desgracia de toparse con ella y que murieron al poco tiempo, y dicen que fue de susto, al haber contemplado de cerca ese espectro del más allá.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *