A la caza del dinamitero en serie

21 marzo 2018
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 Cinco explosiones en un mes, dos de ellas en las últimas 48 horas. Es la nueva e inquietante realidad de Austin (Texas) y ninguno de sus habitantes se acostumbra a ella. «Creo que la gente ha intentado seguir con su vida de la mejor forma posible. Yo me siento más inquieta, es una sensación que no se pasa. No sabemos qué ocurrirá luego», confiesa Kristen Henke, de 22 años, residente del área aledaña a Galindo Street, lugar de una de las explosiones, registrada el 12 de marzo.

Galindo Street ya no está cercado. Tampoco hay policías, ni agentes federales en plena vigilancia. La calle tiene una apariencia de tranquilidad, con una suave brisa de primavera. Pero tras esta fachada persiste una amenaza latente que mantiene a todos en extrema alerta.

Cinco explosiones con bombas de un atacante misterioso le han enseñado a los residentes de Austin que todo puede pasar, pese a los esfuerzos de investigación y control que mantienen las autoridades locales y federales. La última bomba explotó este martes por la noche en Brodie Lane, a tan sólo 14 minutos del lugar donde se produjo la cuarta.

El primer ataque, ocurrido el 2 de marzo el el norte de Austin, marcó el inicio de una pesadilla. Una bomba en la puerta de una casa que acabó con la vida del afroamericano Anthony House, de 39 años. Al principio, la policía habló de terrorismo, pero lo que vino después mostró la verdadera dimensión de lo que enfrentan.

El 12 de marzo el joven afroamericano de 17 años Draylen Mason murió al tomar otro paquete, también en la puerta de su casa. esta vez en Olfort Hill Drive. Su madre, en tanto, quedó en estado grave. Una horas más tarde una mujer hispana quedó gravemente herida tras vivir una situación similar en su casa, ubicada en Galindo Street.

Fue entonces cuando la policía comenzó a hablar de una persona, probablemente con motivaciones racistas, detrás de los ataques. Pero la teoría policial se debilitó en gran medida cuando el enigmático atacante cambió de técnica y objetivo. El 18 de marzo plantó una bomba ligada a un cable en un barrio predominantemente caucásico al sureste de Austin. Cada bomba un paso más, para darle la fama del “dinamitero en serie” o “serial bomber”. Una imagen que ahora aterra a los residentes de la ciudad. La policía ha respondido a 1,257 llamadas por denuncias de paquetes sospechosos, desde diferentes sectores de la ciudad. 420 de ellas se registraron en menos de doce horas desde la explosión del 18 de marzo.

Este martes, el mensaje del “dinamitero en serie” cambió nuevamente, cuando escogió dos sedes de la empresa Fedex para enviar sus paquetes, una en Schertz, cerca de San Antonio y otra en Austin, aledaña al aeropuerto. Ya no es sólo casa a casa o en un lugar público, ahora puede llegar a cualquier parte.

La quinta bomba, la de Schertz, no dejó víctimas. La policía de Austin, el Buró Federal de Investigaciones (FBI) y la Agencia de Tabaco, Explosivos y Alcohol (ATF) han confirmado este martes por la tarde que los paquetes encontrados en ambos edificios de Fedex están conectados con las explosiones anteriores. La policía evitó que el sexto explotara. Más de 500 agentes del FBI y ATF trabajan en terreno junto a autoridades locales.

“Se han tomado las precauciones necesarias y estamos investigando. Tenemos protocolos de seguridad en curso. La seguridad del público es nuestra prioridad y todas las pistas serán rastreadas”, aseguró el jefe de policía de Schertz, Michael Henson. “Tenemos agentes de todo el país aquí, especialistas de inteligencia, equipos expertos en bombas, hemos trabajado sin parar”, agregó.

La oficina de Fedex al sudeste de Austin fue el foco de la policía local el martes. Desde temprano el edificio estuvo cerrado y todos sus empleados fueron evacuados. Según el reporte el paquete encontrado “contenía un aparato explosivo que fue truncado” por el equipo anti-bombas. Un destello de esperanza desde que comenzaron las explosiones. Por primera vez las autoridades tienen una bomba intacta, un elemento que podría arrojar huellas o al menos pistas respecto al perfil y motivos del “dinamitero en serie”.

La policía Destiny Winston explica que toman “todas las llamadas de alerta muy seriamente” a pesar del intenso volumen que alcanzaron desde que detonó la bomba del 18 de marzo.

El vocero de Fedex, Rae Lyn, dice a EL PAÍS que “entregaron extensa evidencia a las autoridades relacionada con los paquetes y la persona que los envió, recolectada con tecnología avanzada de sistemas de seguridad”, pero no mencionó detalles respecto a ellos.Mientras la policía continúa con su frenética búsqueda; en las áreas donde ocurrieron las explosiones previas, las personas están tratando de recobrar, en parte, su estilo de vida normal.“Tenía un poco de miedo de pasar por esta calle en particular, pero es parte de mi rutina diaria y la vida sigue”, aseguró El País una de las residentes de Black Dawn Song Dr, el lugar donde ocurrió la explosión el 18 de marzo, quien no quiso ser identificada.

El área ya no está acordonada por la policía, pero la presencia de los medios de prensa, aún sobresale en el panorama local.Henke por su parte recalcó a El País que no ha cambiado nada en su rutina diaria debido a las explosiones, pero está preocupada constantemente. “Creo que nos hemos adormeciendo frente a este tipo de tragedias, porque ahora la violencia y amenazas ocurren a menudo. Atacantes en las escuelas, atentados, aquí y en el resto del país», explicó.

Centros de estudio locales como la Universidad de Austin han enviado mensajes a sus estudiantes informándoles de las bombas y pidiendo a los alumnos que hablen con otros jóvenes y se mantengan alerta.

«Aquí todos siguen andando como si nada, pero quienes sabemos de los ataques estamos más atentos. Por ahora estoy tranquilo, pero también lo estaba en mi primer y segundo año, cuando asesinaron a una niña y luego tuvimos el ataque con cuchillo, donde apuñalaron a 5 y murió uno de mis amigos», comentó a este diario Leonardo Angulo, estudiante de la Universidad de Austin.

Las autoridades han insistido en que el atacante ha demostrado habilidad en la confección de bombas y eso habla de un entrenamiento especial en el área. La policía ha insistido al público en llamar de inmediato si notan algún paquete sospechoso y han ofrecido $115.000 dólares por una pista, pero hasta ahora ningún esfuerzo ha sido suficiente para devolver la calma en la ciudad.

El congresista republicano de Texas Michael McCaul, cuyo distrito incluye Austin dijo a la prensa que el peor error del “dinamitero en serie” fue “ir a Fedex”. El legislador explicó que los agentes federales tienen “videos de vigilancia en Austin, que podrían posiblemente mostrar a un sospechoso en el centro de distribución de Schertz”.

Información de: El País

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