LAS DOS ‘COAHUILAS’ RUBÉN OLVERA MARINES

24 marzo 2017
Visto: 951 veces

olvera1

Si hay algo que podemos adelantar sobre lo que sucederá durante la próxima elección para renovar la gubernatura en Coahuila, es advertir sobre la presencia simultánea de dos Coahuilas, dos crónicas, dos visiones sobre la situación que guarda la administración pública del estado.

Cuando el gobernador Rubén Moreira habla de la cifra de empleos generados en su administración, cuando sonríe al escuchar a Miguel Ángel Osorio, secretario de Gobernación, decir que Coahuila es un “ejemplo de combate al crimen”, estamos ante la crónica que, mediante una especie de verdad por razón, resaltando las estadísticas, ofrece la mejora en los indicadores a cambio de la continuidad del PRI.

Pero así como en las primeras líneas del discurso del PRI y del gobierno se hace alusión a los resultados cuantitativos de la presente administración, la oposición, en sus distintas configuraciones (PAN y aliados, Independientes, Morena, PT y PRD), dibuja un horizonte muy distinto, cargado de nubarrones, complejo para el futuro del estado en caso de no presentarse la alternancia, más soportado en el “deber ser” que en las estadísticas. Guillermo Anaya, aspirante del PAN, habla del “hartazgo por la impunidad, de la corrupción, el endeudamiento y el autoritarismo”. El independiente Javier Guerrero expresa su inconformidad por un “PRI secuestrado”, se refiere también a la “corrupción e inseguridad que no estaba así hace doce años”. Armando Guadiana, de Morena, asegura que la “alternancia sucederá en Coahuila para acabar por completo con la corrupción”.

El común denominador de la oposición: la alternancia y la rendición de cuentas. Una crónica aspiracional y “filosófica”, diametralmente opuesta a la “verdad” nominal y “científica” que describe el PRI.

¿Quién tiene la razón? Si la ciencia y la filosofía cohabitan, se entrelazan, y en ocasiones llegan a confundirse, no veo razón para impedir que en el próximo proceso electoral las “dos verdades” se confronten y compitan por el electorado.

Al contrario, para los votantes coahuilenses, esta confronta alude a un nuevo fenómeno: la disyuntiva de utilizar su voto para otorgar el cambio o garantizar la continuidad; anomalía que no sucedió en el pasado, cuando la oposición tenía escasas posibilidades de ganar. La monótona línea recta, se rompe en un cúmulo de senderos, de opciones políticas, de “verdades”, para beneplácito de los analistas e interés del electorado.

Se ha hablado, desde la visión gubernamental, del crecimiento económico por arriba de la media nacional, que Coahuila es líder en generación de empleo formal, que la pobreza ha disminuido y que la deuda se ha mantenido a raya. A nivel de calle, tanto la oposición como los ciudadanos que apuestan por el cambio, discutirán sobre la falta de transparencia en la administración de los recursos públicos, sobre la ausencia de rendición de cuentas en caso de que resulte electo el candidato del PRI, hablarán de la deuda como determinante de la baja inversión destinada a infraestructura y programas sociales, y tendrán presente los indicadores que en deuda y seguridad se tenían antes de 2005.

La lucha y el debate por lo votos, entre las dos crónicas y visiones, se antoja feroz. Si militas en algún partido o te identificas con los independientes, comprendo que asumas una posición y pienses que el argumento del opuesto o es media verdad o una mentira velada.

Pero si eres de los que “ni filias ni fobias” partidistas, bienvenido a la democracia, al extraño mundo en donde dos argumentos opuestos pueden ser ambos una verdad. Como en la física cuántica donde en un experimento teórico un gato puede estar vivo y muerto a la vez, en política ambas “verdades”, la del PRI y la opositora, permanecerán latentes como si fueran dos Coahuilas, hasta el 4 de junio cuando tú decidas a cuál de ambas le otorgas vida.

Tu Opinión: [email protected]

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *