ENRIQUE MARTÍNEZ Y MORALES, “TÁCTICA Y ESTRATEGIA”

4 febrero 2016
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olveraENRIQUE MARTÍNEZ Y MORALES, “TÁCTICA Y ESTRATEGIA”

RUBÉN OLVERA MARINES

Enrique Martínez y Morales es uno de los políticos que mejor guarda su estrategia. En sus movimientos nada parece ser evidente; sin embargo, sabemos que en política nada ocurre porque sí. ¿Si de lo que se trata es fortalecer su presencia en Coahuila rumbo a las elecciones de 2017, por qué continuar como delegado federal en Nuevo León? ¿Si las pasadas elecciones para diputados federales resultaban ideales para demostrar que lo sucedido tres años antes en el distrito 7 de Coahuila fue tan sólo una circunstancia, entonces por qué no competir?

Visto desde fuera, no es precisamente la lógica lo que, en apariencia, predomina en las recientes decisiones del político coahuilense. Pero basta con contemplar el escenario y las circunstancias políticas que caracterizan a la entidad, para comprender que el haber insistido en competir hubiera puesto la palabra «obsesión» en boca de algunos de sus detractores.

Supongo que, en todo caso, la derrota sufrida ante el PAN en 2012, no dejó en Enrique Martínez y Morales otra cosa más que aprendizaje. La experiencia de lo vivido le recomendó que, sin dejar de hacer política y sin alejarse demasiado de Coahuila, buscara otras coordenadas para seguir cultivando las artes de gobierno: aceptó fungir como delegado de Economía y ahora delegado de Sedesol, ambos cargos en Nuevo León. De campañas políticas, se olvidó, por un momento…

Hay políticos en los que es difícil determinar o predecir su estrategia. Martínez y Morales, es uno de ellos. Hemos hablado en este espacio, con cierta claridad, de las estrategias que, rumbo al 2017, siguen actores políticos como Isidro López, Javier Guerrero, Jericó Abramo y Miguel Riquelme. Con el actual delegado de Sedesol en Nuevo León, la cosa se presenta un tanto incierta.

Escuche decir recientemente a un acucioso analista político lagunero: “De todos los que suenan para la gubernatura o las alcaldías, queda la impresión de que el hijo mayor del ex gobernador Martínez, no tiene un plan rumbo a 2017”. No es para tanto. Lo que sucede es que el saltillense no parece ser de los que comienzan a dar de brincos cuando el suelo está parejo.

Lo que sí es que sus aspiraciones pueden resultar menos inciertas que la forma en qué pretende conseguirlas. El hecho de reservarse, incluso ante sus allegados, los detalles finos de sus movimientos, no significa que se deje llevar por la corriente.

Encuestas y sondeos electrónicos indican que Enrique Martínez y Morales se encuentra en el pensamiento de los electores. Si no es la gubernatura, los opinologos sí lo ubican coqueteando con la alcaldía de la capital coahuilense. Después de conocer los nombres de algunos candidatos y candidatas del PRI para competir por las gubernaturas de este año, el ambiente se ha calentado. Varios de los aspirantes coahuilenses, entre ellos nuestro aludido, podrían considerar que vale la pena seguir adelante con su estrategia de posicionamiento; al fin y al cabo, en estados como Tamaulipas, Aguascalientes y Veracruz, los favoritos ‘locales’ no les vieron ni el polvo a los designados por el ‘centro’.

La curiosidad por conocer la estrategia del economista y columnista saltillense es, en este sentido, el reflejo de la efervescencia política. Así, con el ánimo de no quedarme corto en el análisis, te voy a revelar una pista de lo que considero es su estrategia: labrar lento pero constante. Esperar el momento. Llegará cuando tenga que llegar. Tal y como lo hizo su padre, cuando se convirtió en gobernador y luego en secretario de Estado.

No hay mejor manera de describir la estrategia de Martínez y Morales que citando la parte final del famoso poema “Táctica y estrategia” de Mario Benedetti: “Mi estrategia es que un día cualquiera no sé cómo ni sé con qué pretexto por fin me necesites”. Paciencia.

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