
Ambos conceptos representan un pilar de la economía mexicana; cubren necesidades básicas como alimentos, bebidas, internet y educación.
Las remesas, entendidas como el envío de dinero de aquellas personas que radican en otra nación a su país de origen, son un pilar en la economía mexicana, pues 80% de los hogares percibe estos envíos de manera mensual, lo que resalta la importancia de estos recursos en la cobertura de necesidades básicas.
Las familias mexicanas destinan estos recursos al consumo de productos básicos como alimentos y bebidas, lo que garantiza la seguridad alimentaria diaria. Además, una parte considerable de las remesas se destina a la cobertura de servicios como agua, electricidad e internet.
La educación también es una prioridad para muchas familias, y una proporción importante de las remesas se destina a cubrir gastos educativos, como el pago de colegiaturas y la compra de útiles escolares. Además, las remesas contribuyen a la mejora de la calidad de vida al financiar la adquisición de electrodomésticos esenciales como refrigeradores, estufas y lavadoras, lo que facilita las labores domésticas y mejora la comodidad del hogar.
Por último, aunque en menor medida, las remesas también se destinan a actividades recreativas como viajes y salidas al cine, lo que permite a las familias disfrutar de momentos de esparcimiento.
Impacto de programas sociales
Además de las remesas, los programas sociales implementados por el gobierno mexicano son otro pilar fundamental para el bienestar de las familias. En promedio, las familias en México reciben 1.3 programas sociales. Entre ellos destacan: Pensión para el Bienestar de los Adultos Mayores, que llega al 54% de los hogares. Le siguen la Beca para el Bienestar Benito Juárez (44%) y la Pensión para el Bienestar de las Personas con Discapacidad (9.5%). Otros programas como el Programa para el Bienestar de Niñas y Niños, Hijos de Madres y Padres Trabajadores (6.4%) y Jóvenes Construyendo el Futuro (2.2%) también impactan positivamente en los hogares.
El gasto familiar se ve complementado tanto por las remesas, como por estos programas sociales. Estos últimos juegan un papel fundamental, pues 74.4% de las familias mexicanas considera que son indispensables para complementar sus gastos en alimentos, vivienda, educación y atención médica.
Los hogares que dependen en mayor medida de estos recursos suelen estar formados por personas mayores de 50 años y de nivel socioeconómico bajo, quienes priorizan la compra de productos de consumo masivo en presentaciones grandes para maximizar su presupuesto,
En conclusión, las remesas y los programas sociales son elementos clave para el bienestar económico de las familias mexicanas. Estos recursos no solo ayudan a satisfacer las necesidades básicas, sino que también contribuyen a la mejora de la calidad de vida de millones de hogares en el país. La combinación de ambos factores resulta fundamental para enfrentar las dificultades económicas, especialmente en familias en contextos de vulnerabilidad.