Los Partidos o Dirigentes políticos que piensen que aceptando a un desertor llegaran con él los votos que en el pasado obtuvo como abanderado de Morena se equivoca, en la mayoría de los casos solo recogen basura, traición y problemas.
La razón es muy sencilla, cuando López Obrador alcanzó triunfo no existían liderazgos naturales en prácticamente ningún Estado de la República, los triunfos o los logros de las figuras locales fue un efecto de Amlo, se debe reconocer que Morena sin López Obrador no era nada, si alguien que en ese tiempo compitió fue socorrido por la suerte y la cantidad de votos que pudo haber obtenido no le pertenecen.
Existen casos donde los liderazgos, las estructuras o las bases son el motor para un triunfo electoral, el caso de López Obrador opero justo de manera inversa, pues fue su figura lo que arrastro a quienes compitieron compartiendo su momento electoral.
Recordemos que la pasada elección Presidencial fue algo muy semejante a un fenómeno social, una válvula de escape así como la esperanza de muchos, en la mayoría de los casos los electores se concentraron en votar todos los cargos por Morena aun cuando ni siquiera conocían a sus candidatos locales, nada les importo ni existió análisis, el ideal se concentró en brindar todo el apoyo a lo que se les vendía como un proyecto en busca de la transformación.
Claro que como en toda regla existen excepciones, en todos los partidos, Estados, Municipios o comunidades existen liderazgos reales pero en el caso de Morena fueron contados, la gente le dio el voto a extraños, desconocidos e incluso gente de mal historial solo por que se presentaron como parte de la lucha de AMLO.
También se puede contar que existieron personajes de peso que fueron traicionados o maltratados por Morena generando que su capital político al menos en parte si pueda emigrar junto son él pero son mínimos los casos, ademas ese capital por fuerza se desvanece máxime cuando el personaje emigra a un partido considerado como opositor férreo de la 4t.
Igual pasa en el PRI o en cualquier otro partido, anteriormente al menos en Coahuila existían liderazgos locales que alimentaban a sus propias estructuras, esa multiplicidad de capital político se organizaba en un solo sentido para dar triunfos electorales en el caso de contiendas a Gobernador, al Senado o Presidencia del País, el ultimo en requerir de esos liderazgos locales sin duda fue Enrique Martínez quien al contar con una mayor simpatía entre los diversos grupos locales distribuidos por todo el Estado logro vencer incluso a quien fuera el proyecto personal del Gobernador en turno mediante una contienda interna, a su salida las cosas cambiaron drásticamente y toda la estructura comprendida en lo largo y ancho de Coahuila paso a ser exclusivamente del partido.
En Coahuila es el PRI o lo que significa quien hace ganar a un perfil, ningún personaje local puede ganar sin contar con el apoyo del partido, claro que cuando un cuadro tiene carisma, trabajo, trayectoria y capacidad las cosas resultan mas fáciles pero ello nunca implicaría que exista al momento quien cuente con lo suficiente para lograr ganar jugando contras a su propio partido, hoy en día se podría decir que nadie que abandone al PRI para buscar ser electo bajo otras siglas se llevaría con sigo los votos institucionales, podría arrastras un porcentaje pero la totalidad de los votos jamas.
En partidos que no trabajan con base a capitales o estructuras puede ser distinto pues en su caso la figura personal de quienes lo integran valen por si mismas, es decir cuándo emigran a otro organismo si pueden trasvasar parte de su capital político, pues la figura es el personaje y no el partido al que pertenece.
Así las cosas pensar que captando perfiles corridos o bien que desertaron a su partido de origen significa contar o atraer todos los votos que dicho sujeto logro compitiendo en el equipo de AMLO resulta inocente, los votos de Morena no son objetos a transmitirse, no al menos mientras López Obrador se encuentre presente.