Diversos y excelentes artículos se han escrito referentes a las cantinas de Saltillo pero mas allá de citarlas o recordarlas queremos evocar tiempos añejos, costumbres y anécdotas, de inicio debemos recordar que la fama o las impresiones sociales de lo que era una cantina a sufrido muchas modificaciones, recordemos que en los inicios del siglo 19 no existía las salas de cine, la televisión, el teléfono e incluso el radio llego de forma comercial en 1923 por lo que seguramente en los 30 no muchas familias saltillenses tenían acceso a dicho entretenimiento, así las cosas asistir a una cantina no perseguía como único fin tomar la copa o emborracharse sino ser un centro de reunión donde se podía platicar, enterarse del diario acontecer, hacer negocios o acordar actividades relacionadas al trabajo cotidiano, es importante no confundir una cantina con un burdel o centro de tolerancia pues ello era algo muy distinto, las cantinas nunca fueron un prostíbulo incluso quienes tengan edad para hacer memoria recordaran los sendos letreros al portal de las cantinas que al texto decían de forma contundente “ Se Prohibe la Entrada a Mujeres, Uniformados, Vendedores Ambulantes y Menores de Edad “ fue en los años 81s cuando dispusieron eliminar que mujeres ingresaran lo que genero un cambio dramático en el giro, por algún tiempo de cierta forma ingresar a una cantina tenia cierto dejo de Masculinidad, un lugar donde se encontraba asentada de alguna manera la violencia física y verbal, un santuario donde los limites de un comportamiento socialmente aceptado se podía pasar por alto pues las reglas de comportamiento eran muy distintas a las actuales, los hombres no utilizaban maldiciones, malas palabras u omitían temas relacionados al sexo delante de una mujer o una familia, decir palabras altisonantes en un lugar publico como plazas, comercios, restaurantes o escuelas ganaban un fuerte reproche, a nadie le gustaba ir con su familia o estar en un lugar y escuchar a un sujeto hablar con palabras subidas de tono, güey o a lo mas un cabrón era el limite.
Otro comportamiento de recordar es el alto nivel de respeto que existía a los mayores, un hombre no fumaba delante de sus padres y mucho menos tomaba, incluso cuando lo hacían al ver a un familiar el cigarro se tiraba al piso o se ocultaba la bebida, así las cantinas en igual forma significaban una zona libre siempre y cuando no estuviera presente algún familiar de los citados pues ello limitada se consumiera tabaco o alcohol, cuando en las cantinas se encontraba prohibida la entrada a mujeres no pasaba por la mente de nadie ver a una ahogada de borracha pero hoy resulta muy común.
Así las cantinas fueron centros de negocios, espacios utilizados de oficina, lugares de reunión, puntos de encuentro o simplemente espacio para el esparcimiento, sus mobiliarios tienen lugar en la historia y prácticamente definían su categoría, las épocas de las botanas en igual es algo reciente, una practica de mercadotecnia que hoy es cosa común, antes a lo mucho un plato de cacahuates en su cascara era lo que se daba gratis.
Como se explico en linea anteriores la concepción de una cantina de hoy es muy distinta a lo que fue en sus orígenes y al cambio surgido posterior de los años 80, incluso en esos años Jose Angel “ El Cuervo “ conocido cantante mostró su descontento cuando públicamente cito lo que fue un epitafio “ La Cantina a Muerto… La Mujer la Mato “ reiterando que pese a desaparecer la Prohibición una mujer jamas pudo saber lo que era una cantina pues a su ingreso dejo de serlo, jamas se pudo dar ya dar rienda suelta a las emociones o hacerlo sin limite de las reglas sociales pues al hacerlo ofenderíamos la delicadeza de la mujer.
Otro tema a puntualizar es que no se debe confundir a la vinatería con la cantina, la segunda nace con la colonia, lugares para emborracharse o perderse, sucios, con vasos toscos, mesillas en mal estado, letrinas con poca higiene y triste decoración, las cantinas en cambio contaban con una barra generalmente ornamentada, cubiertas en mármol, cómodos bancos o sillas y una atención esmerada, si bien no todas eran elegantes al menos pretendían serlo, existían también las cantinas temáticas que con su nombre daban identidad a la clientela, existían las relacionadas con el deporte, los toros o la clase social, igual aquellas que tomaban el nombre de las cartas españolas o temas de películas de época.
Anécdotas de cantina existen muchas, en Saltillo tenemos apariciones de fantasmas, malos tratos que llevaron a la quiebra o riqueza sin faltar los pleitos que culminaron en la muerte de algún parroquiano, la canción de Agustin Jaime así lo describe “ Donde lo mataron fue en una cantina “ aun que no fue la única pues en la época de los 70s en una conocida cantina se dio un pleito que culmino en el asesinato de un conocido saltillense, según se cuentan un sujeto de fuera molestaba a la gente en su interior, con aires de bravucón provocaba a todos quienes se encontraban en el lugar, en algún momento colmo la paciencia de un hombre quien sin dudar lo enfrento, al sentirse perdido el forastero saco de sus ropas una pistola pero en lugar de amedrentar a su oponente esta le fue arrebatada, con la misma se le dieron algunos golpes, el bravucón acobardado se rindió y la pistola le fue entregada al cantinero, pasados algunos minutos todo se calmo y se olvido el pleito, fue cuando el forastero se apróximo a la barra diciendo que se retiraba del lugar y solicito su pistola, sin analizar riesgos el cantinero cometió el error de entregarla sin al menos descargarla, fue cuando el sujeto cobarde aprovecho pues a su salida dio de tiros por la espalda a su oponente antes de echar a correr huyendo, según cuentan los familiares del difunto nunca estuvieron contentos y fue a los años cuando dan en Sonora con el Asesino a quien trajeron a Saltillo para ser encarcelado, dicen que en los separos sufrió una muerte repentina, otros que murió a los años estando aun preso, a ciencia cierta se desconoce el desenlace pero seguro existen variadas versiones que en igual forman parte de las historias de cantinas en Saltillo.