
INGREDIENTES
Base:
170 gr Galletas veganas estilo maría
3 cdas soperas de margarina vegetal
Caramelo salado:
18 dátiles pequeños
Cacahuetes
Tu edulcorante favorito
Sal, preferentemente en escamas
2 cdas soperas de Crema de cacahuete
Cobetura:
Chocolate negro para fundir
Sal, mejor en escamas
Opcional: Chocolate blanco vegano para fundir
PASO A PASO
- Vamos a empezar dejando en remojo los 18 dátiles, unos 120gr.
- Mientras tanto, vamos a triturar las 170gr de galletas maría. Cuando ya estén como polvo, le añadimos las 3 cdas soperas de margarina fundida y volvemos a triturar, hasta que nos quede una pasta cremosa y algo pegajosa.
- Lo pasamos a un molde rectangular y lo adaptamos bien a todas las esquinas. Para ayudarnos a prensar bien la galleta, vamos a usar una cuchara mojada en agua y presionaremos ligeramente la galleta. Así le iremos dando forma
- Ahora es momento de meter la galleta en la nevera.
- Pasado el tiempo de remojo de los dátiles, vamos a ponerlos en una procesadora potente junto con 1 puñados de cacahuetes, 2 cucharadas soperas de crema de cacahuete, sirope de ágave o tu edulcorante favorito al gusto y 1 cda sopera de aceite de coco (opcionalmente). El aceite de coco ayudará a que el caramelo salado, tras reposar en frío, esté más denso. Recuerda que si la batidora no es potente se puede quemar.
- Cuando ya esté bien triturado y cremoso, le añadimos un toque de sal. Volvemos a triturarlo.
- Ahora, retiramos la galleta de la nevera y volcamos todo el caramelo salado sobre el molde.
- Con una espátula, lo vamos a esparcir bien por toda la superficie hasta que quede bien repartido. Para ayudarte a que el caramelo quede plano y bien adaptado, puedes utilizar una espátula ligeramente mojada.
- Luego, le colocamos unos cacahuetes por encima y los hundimos en el caramelo para que queden ‘atrapados’.
- Lo metemos en el congelador durante 30 minutos y después desmoldamos.
- Yo me ayudo de un cuchillo para separar el borde del caramelo de las paredes del molde, y así que salga el corte limpio.
- Lo desmoldamos encima de un papel de horno y, con mucho cuidado, hacemos los cortes de cada barrita.
- Para que el corte salga mejor, es ideal que el caramelo esté bien denso gracias al tiempo de congelado. Además, te recomiendo cortarlo por la parte de la galleta y no del caramelo.
- Hago los cortes, separo ligeramente las barritas y las vuelvo a meter en el congelador.
- Mientras tanto, vamos a fundir el chocolate negro al baño maría o en el microondas, como prefieras.
- Cuando el chocolate esté fundido, vamos sacando las barritas del congelador una por una.
- Lo ideal es sacarlas del frío y meterlas directamente al chocolate fundido, pero habiendo dejado reposar el chocolate unos segundos. Tiene que estar fundido pero no quemando, para que las chocolatinas se mantengan firmes.
- Gracias al frío de la chocolatina, nada más bañarla y dejarla sobre un papel de horno, enseguida se volverá duro el chocolate.
- Como último detalle, le pondremos algo de sal por encima del chocolate y yo, además, decoré con chocolate blanco, pero esto segundo es opcional.
- Por último, los metemos en la nevera hasta que estén crujientes ¡y listo!