Se estima que los aranceles impuestos por el presidente Donald Trump afectarán directamente más de 150 mil millones de dólares en productos de consumo importados.
Si los aranceles del presidente Donald Trump al acero y al aluminio entran en vigor un minuto después de la medianoche del miércoles en Washington, marcarán una repetición de los gravámenes de su primer mandato que, según él y sus partidarios, ayudaron a rescatar a los fabricantes de metales de Estados Unidos.
Una cosa será muy diferente esta vez: los aranceles propuestos afectarán directamente más de 150 mil millones de dólares en productos de consumo importados, además del acero en bruto y el aluminio que afectaron la vez pasada.
La focalización más amplia se ajusta a un patrón cambiante de la estrategia de política comercial de Trump y señala por qué los economistas y los mercados financieros están cada vez más preocupados por una desaceleración y los efectos más amplios del proteccionismo sobre la economía estadounidense.
En las siete semanas transcurridas desde que Trump regresó a la Casa Blanca, la gran cantidad de anuncios de aranceles tomó por sorpresa a economistas e inversores. Pero para muchos estadounidenses es probable que la amplitud de los nuevos aranceles marque la mayor diferencia con respecto a la última vez, magnificando su dependencia de los productos importados en su vida cotidiana.
El impacto de los aranceles de Trump en la economía de EU
El presidente y director ejecutivo de la siderúrgica Cleveland-Cliffs dijo que cambiar el comportamiento del consumidor para que no compre productos fabricados en el extranjero es parte de la estrategia, incluso si cuesta más.
“El sueño americano no es comprar cosas baratas en Amazon”, dijo Lourenco Goncalves en una conferencia de prensa el 7 de marzo en la que anunció un programa de subsidios corporativos que recompensa a los empleados con un “bono” de mil dólares por comprar un automóvil fabricado con una cantidad sustancial de acero de la empresa.
Los pedidos de concesiones en los presupuestos familiares parecen contradecir las promesas de campaña de Trump de abordar la alta inflación que impulsó el apoyo al multimillonario republicano en las elecciones de noviembre.
“Pasaron rápidamente de ‘todos los precios bajarán’ a ‘los productos baratos no son parte del sueño americano’”, dijo Edward Gresser, quien dirigió la unidad de investigación económica en la oficina del Representante Comercial de Estados Unidos durante la primera administración de Trump y ahora está en el Progressive Policy Institute, un grupo de expertos.
Este impacto en los consumidores ya ha generado una reacción negativa, ya que las encuestas muestran que los aranceles de Trump son impopulares, en gran medida debido a su posible impacto en los precios. Casi el 60 por ciento de los adultos estadounidenses prevé que los aranceles de Trump resulten en un aumento de precios, según una encuesta de Harris realizada para Bloomberg News el mes pasado.
Los estudios han demostrado que los consumidores a menudo terminan soportando el costo de los aranceles que pagan en la frontera los importadores estadounidenses. Sin embargo, el impacto de impuestos como los aranceles en los precios de productos individuales puede superar incluso la tasa general, afirmó Nirupama Rao, economista de la escuela de negocios de la Universidad de Michigan y miembro del Centro para el Crecimiento Equitativo de Washington.
Las empresas tienden a usar los aranceles y otros impuestos como excusa no sólo para compensar los costos más altos sino para aumentar aún más los precios, dijo Rao, quien ha estudiado la relación entre los impuestos y los precios del alcohol en particular.
Aumentar los precios y culpar a los aranceles
En parte, esto se debe a la forma en que se fijan los precios. Si un nuevo impuesto eleva el precio teórico de un par de patines a 21.12 dólares, por ejemplo, es probable que la empresa que los venda los aumente a un precio más habitual, como 21.99 dólares, dijo Rao. La atención que ahora se presta a los aranceles hace que los aumentos de precios sean aún más probables, dijo.
“Esta es una oportunidad de oro para aumentar los precios y culpar a los aranceles”, dijo Rao.
Además de los aranceles al acero y al aluminio que entrarán en vigor el miércoles, la administración Trump ya ha impuesto aranceles generales del 20 por ciento a las importaciones procedentes de China. Estos aranceles están elevando el precio de productos electrónicos de consumo, como televisores y teléfonos inteligentes, que no se vieron afectados durante la ofensiva de su primer mandato contra los productos chinos. También han generado advertencias sobre un posible impacto en las ventas de grandes minoristas como Walmart y Best Buy.
Esa voluntad de atacar los bienes de consumo es parte de lo que parece ser un cambio deliberado en la estrategia y los objetivos cambiantes de las nuevas guerras comerciales de Trump.
Durante su primer mandato, los asesores de Trump hicieron un esfuerzo para apuntar los aranceles de China a los componentes y otros llamados bienes intermedios que alimentan la producción de productos de consumo, dijo Anna Wong, quien formó parte del Consejo de Asesores Económicos en 2019 y 2020.
Las prioridades parecen haber cambiado, afirmó Wong, actual economista jefe de Bloomberg Economics para Estados Unidos. El aumento de los ingresos mediante una amplia gama de nuevos impuestos a las importaciones ahora compite con el objetivo de evitar un impacto negativo en los consumidores. El gobierno también parece abierto a la posibilidad de que los aranceles y otras políticas provoquen una desaceleración e incluso una recesión.
El impacto en el consumo y el crecimiento de los aranceles y los esfuerzos para reducir el tamaño del gobierno “es negativo hasta ahora a corto plazo”, afirmó Wong. “Parece que Trump ahora está dispuesto a afrontar las dificultades a corto plazo y las ganancias a largo plazo. Este parece ser el lema”.
Información de: EL Financiero
