Consumo responsable: Escrito por Enrique Martínez y Morales.

4 mayo 2015
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martinez1-300x233Después de cubrir sus necesidades básicas, una familia enfrenta el dilema perenne de decidir entre ahorrar o consumir el ingreso excedente. Cuando ponderamos estas alternativas lo hacemos en términos individuales y rara vez pensando en las consecuencias macroeconómicas.

¿Llevar a mi familia de vacaciones para fortalecer nuestros lazos o invertir en un fideicomiso para garantizar la educación de mis hijos? ¿Comprar un coche nuevo o adquirir acciones en la Bolsa?

El que decide gastar recibe un beneficio inmediato, aunque efímero. La satisfacción de consumir ahora y las muestras de cariño de nuestros vástagos y cónyuge agradecidos, no tienen precio. Con estos incentivos y el dinero en la bolsa se vuelve muy difícil abstenerse de las tentaciones del consumo.

El que lo pospone, en cambio, recibirá su recompensa a futuro en forma de la tranquilidad que otorga la seguridad financiera. Ahorrar, por lo tanto, es una decisión responsable, un infalible consejo que todos deberíamos seguir… ¿verdad? Bueno, como todo en economía, depende…

Si todos compráramos esta idea, y después de satisfacer nuestras necesidades básicas ahorráramos el resto de nuestros ingresos, las tiendas se quedarían con las mercancías sin vender, caería la producción industrial y el jinete apocalíptico del desempleo cabalgaría sobre nuestra economía. Los desempleados tendrían que retirar sus ahorros para subsistir, quedándose al final “sin Juan y sin las gallinas”.

Gastar la totalidad de nuestro ingreso tampoco es la mejor alternativa. El dinamismo económico generado en el corto plazo traería como consecuencia una indeseable inflación que podría hacer mucho daño.

Según la Concanaco, los festejos del “Día del Niño” habrían dejado una derrama económica de alrededor de 17 mil millones de pesos, botín nada despreciable para las industrias dulceras, del juguete y del entretenimiento.

Consumo y ahorro, opuestos complementarios que impulsan el crecimiento económico desde diferentes trincheras. Una cultura de ahorro suficiente no está peleada con un nivel de consumo responsable.

Viene el “Día de la Madre”. La misma fuente estima en más del doble la dispersión de recursos que en el Día del Niño. Homenajeemos a las mamás que forman parte de nuestras vidas con la tranquilidad de que nuestra erogación estará impulsando la economía y la certeza que lo gastado en una madre, sobre todo si es la nuestra, es la mejor inversión posible.

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