Algo que vale la pena contar: El día precedente enseña el día que sigue.” Píndaro 521 AC-441 AC

30 enero 2015
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resized_pindaroSeguramente usted recordará a Prometeo… según la mitología griega fue aquel Titán, amigo de los mortales, que en resumidas cuentas robo el fuego a los Dioses para entregarlo a un humano (que el propio Prometeo había moldeado en arcilla) para que éste pudiera disponer de aquel revolucionario elemento. Tras estos hechos, su falta fue severamente castigada por Zeus, quién le condenó eternamente a permanecer encadenado en un acantilado. Ahí, día tras día, un águila le devoraba el hígado al Titán, solamente para que éste se regenerara por las noches y padecer el mismo sufrimiento al día siguiente y así, por la eternidad.

Bien, pues quizá la interpretación más interesante que podríamos aprender de dicha historia, es que en nuestra línea espacio temporal como humanidad, existen saberes y conocimiento, que por alguna razón se encuentran más allá de nuestro entendimiento y que abordarlos sin las previsiones e inteligencia necesaria, podrían resultar de sobremanera… peligrosos. Tanto así, que traspasar esa delgada línea fronteriza podría llevarnos al fin de esta era como la conocemos, para dar paso a una siguiente, una que podríamos considerar post-humana. A continuación trataré de vacunarme de fatalismo, tratándole de contar de manera muy breve, lo que me ha hecho llegar a dicha reflexión. Hablemos de la temida gran “S”.

Alguien dijo, (seguramente parafraseando la famosa frase de Baudelaire, aquella de “El mayor truco del diablo es convencernos de que no existe”) que una de las mayores interrogantes sobre “el cuándo” de la llegada de la “Singularidad tecnológica” ha sido despejada, porque la gran “S” ya está aquí. Hoy vamos a platicar no de una película o libro de ciencia ficción, sino de una realidad que poco percibimos, quizá por estar tan familiarizados con ella, pero que precisamente por eso, muy poco dimensionamos.

Pero vayamos al principio. El término “singularidad” aplicado a la suma de los contextos social y tecnológico, predice un acontecimiento futurista inminente: La aceleración exponencial del progreso tecnológico y el consecuente cambio radical de los seres humanos y su entorno. En pocas palabras, el fin de una era, la humana y el inicio de otra, la de una inteligencia artificial. En principio tendríamos que hablar de una pequeña modificación a la aplicación de la Ley de Moore, (patrón exponencial de crecimiento tecnológico limitado a modelos computacionales y de transistores) para llevarlo más allá, a la aceleración propuesta por Raymond Kurzweil, la singularidad tecnológica caracterizada por el crecimiento… infinito.

“La Singularidad es un tiempo venidero en el que el ritmo del cambio tecnológico será tan rápido y su repercusión tan profunda, que la vida humana se verá transformada de forma irreversible”. Ray Kurzweil

Según el científico y escritor Vernor Vinge y la clasificación posterior de Alejandro Madruga, la singularidad puede lograrse por cuatro vías diferentes:

1.- “El desarrollo de un computador que alcance el nivel de inteligencia humana y posteriormente lo supere.” Hablamos de súper inteligencia artificial no humana, capaz de superarse a sí misma. Suponiendo la conciencia codificable y considerando el crecimiento veloz (Ley de Moore) dando como resultado una inteligencia que una vez que supere la humana, crecerá de forma autónoma siguiendo su propio progreso tecnológico

2.- “El desarrollo de redes de computadoras que se comporten como súper-neuronas de un cerebro distribuido que despierte como ente inteligente.” Nos encontramos ante una súper inteligencia colectiva: máquinas y humanos conectados, lo cual ya estamos haciendo al interactuar en internet, si lo consideramos una especie de ente-cerebro-global dando como resultado una inteligencia superior a la humana producto de la colaboración entre humanos y tecnología.

3.- “El desarrollo de elementos de interacción con computadoras que permitan a un humano comportarse como un ser súper-inteligente.” En este apartado nos encontramos ante lo que supone una súper inteligencia híbrida, es decir, la interconexión entre humanos y computadoras de manera física, implantes, chips, prótesis, etc. Fusión, máquina–humano lo que trasciende a la condición humana y supera nuestros límites dando surgimiento a una nueva especie post-humana.

4.- Manipulaciones biológicas que permitan mejorar en algunos seres el nivel humano de inteligencia. Finalmente llegamos al cuarto supuesto donde una súper inteligencia biológica, concretamente, ingeniería genética, conducirá a la humanidad a una fusión progresiva y menos radical que la híbrida.

Conste que no estamos hablando de un futuro muy lejano, ni de ciencia ficción en estado puro, las pruebas de estos avances en el campo de la singularidad ya existen y se encuentran presentes en el mundo que nos rodea, aunque quizá todavía de manera no exageradamente comercial. Pero el cálculo conservador estimativo asegura que para 2030-2045 viviremos esta etapa de cambio en la humanidad con naturalidad. Tan es así, que existe ya una “Universidad de la Singularidad” de la que vamos a ahondar en el siguiente aporte.

Lo cierto es que el cambio respecto al mundo tal y como lo conocemos, será abismal, un cambio equivalente a la aparición del hombre sobre la tierra dicen los expertos, hablamos de una era completamente distinta que seguramente a nuestros hijos les tocará experimentar.

La primera tecnología que inventamos, la palabra hablada, tomó cientos de miles de años; la palabra escrita sólo tardó decenas de miles de años; la palabra impresa, cientos de años. Ahora los cambios se sucederán en muy pocos años. Ray Kurzweil

Somos lo que hemos leído y esta es, palabra de lector.

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