Algo que vale la pena contar: La luz lo dibuja todo, sin ella no hay nada.

23 enero 2015
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resized_luz“La luz lo dibuja todo, sin ella no hay nada. El mismo objeto depende de con qué luz lo puedes ver: feo, tenebroso, dramático, alegre, humorístico… La luz habla, va contando la historia con su recorrido, con sus sombras y formas…” Ouka Leele

Se extinguió para siempre la luz del foco. A partir del 1 de enero de 2015 en todo el territorio nacional se encuentra prohibida la venta de lámparas incandescentes de 40 watts o más, de acuerdo a la aplicación de la tercera etapa de la NOM-028-ENER-2010 emitida por la Secretaría de Energía. A la bombilla tradicional, se le apagó la luz.

Desde la época de las cavernas el hombre comenzó su desafío contra la naturaleza. Descubrió el fuego y con él impuso su rutina por encima del Sol y la gracia de su diurna iluminación. Con ese descubrimiento nuestro amigo prehistórico entendió que podía continuar con la vida sin importar que fuera de día o de noche. Después de la llama producida por la combustión de madera, encontró que ciertas grasas animales eran también inflamables. Y así, hace aproximadamente unos 50 mil años, nació el primer candil con grasa depositada en el cráneo de un animal y una trenza de su propio pelaje como mecha.

3 mil años antes de Cristo en Mesopotamia, ya se utilizaban lámparas de oro y piedra. Por el 1,400 antes de Cristo en Egipto se descubrió la vela y gracias a ella, comenzarían a popularizarse faroles que se extenderían por África y Europa rápidamente. Y ahí se quedaría estancada por un buen tiempo la iluminación, si acaso variando los materiales de combustión en aceites y ceras que proporcionaban mayor durabilidad.

Sería hasta 1765 que en Inglaterra, Guillermo Murdock introduciría una variable interesante, iluminación a través de quinqués de gas. Y para 1859 aparece en Estados Unidos la primera iluminación con lámparas de queroseno, derivado del petróleo.

Aunque ya durante principios de ese siglo, por ahí de 1802 comenzaron los intentos por conseguir iluminación incandescente. Humphry Davy fue el primero en conseguir crear luz a través de un hilo de platino demostrándolo ante la Royal Society en 1809. Serían muchos los intentos por lograr perfeccionar la bombilla, hasta que finalmente en 1879 el inglés Joseph Swan, patentaría su creación de luz a través de filamentos de carbono dentro de un bulbo de cristal. Sin duda que fue el primero antes que Edison.

“No fracasé, sólo descubrí 999 maneras de cómo no hacer una bombilla” Thomas Alva Edison

Mientras tanto en América, Thomas Alva Edison ya trabajaba en mejoras que pudieran hacer el descubrimiento de Swan más rentable y duradero debido a que los filamentos usados originalmente se consumían muy rápido. Edison logró demostrar con sus mejoras la incandescencia de luz por 48 horas continuas, lo que ya era un avance. Finalmente Swan y Edison llegaron al acuerdo de que uno llevaría el negocio de las lámparas en Inglaterra, mientras el otro lo realizaba en Estados Unidos. Para 1892 Edison fundaba la General Electric y por ahí de 1903 se desarrolló la primer bombilla con filamento de tungsteno, material con un punto muy alto de fusión, el mismo que se continuó utilizando hasta apenas el año pasado. Después de la comercialización de la iluminación incandescente todo lo conocido pasó a ser reinventado.

Antes del descubrimiento aparentemente sencillo de la luz incandescente el mundo vivía, y literalmente se veía diferente. La noche dejó de ser un espacio de tiempo muerto generalmente obligado al descanso, y dio paso a la actividad nocturna en todos los aspectos, el productivo, social, personal y económico. Por ejemplo, la primera iluminación de las ciudades, supuso un factor muy importante en la migración de la gente del campo. La luz incandescente representó mayor seguridad en las calles y menos riesgo de incendio al interior de los hogares. El horario activo de los seres humanos se extendió para no volver a acortarse jamás.

“Cuando una lámpara se destroza, la luz yace muerta en el suelo”. Pedro de Bourdeille

El problema es que nunca se visualizaron los efectos colaterales hasta hace muy poco. La bombilla consta de un filamento de tungsteno muy fino, encerrado en una ampolla de vidrio cuyo contenido invisible consiste en un gas inerte que evita que el filamento se consuma por las altas temperaturas que alcanza, es decir más allá del rojo vivo, al rojo blanco. Lo cierto es que del 100% de electricidad que consume, apenas un 10% se transforma en luz y el 90% restante en calor. Una vez que el popular y muy barato invento comenzó a ocupar su lugar en cada hogar de la tierra, su contribución al calentamiento global no podía hacerse esperar.

Es por ello que la tecnología actual basada en lámparas ahorradoras y leds, cuya energía empleada ilumina y no genera calor, reduce tanto los costes económicos en gasto de electricidad, como contribuye a la mejora del medio ambiente. Por ello, si acaso conserva un foco todavía por ahí, atesórelo como una reliquia, cuando menos para que sus nietos lo conozcan, porque al menos en el mercado, el gran invento que iluminó la tierra durante más de un siglo, ha dejado de existir.|

¡Ah qué grande es el mundo a la luz de las lámparas! ¡Y qué pequeño es a los ojos del recuerdo! Charles Baudelaire

Somos lo que hemos leído y esta es, palabra de lector.

Escrito por Alberto Boardman

Contacto: [email protected]

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