Maduro lleva el salario mínimo de dos a casi ocho dólares al mes

15 octubre 2019
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El Gobierno de Nicolás Maduro pasó seis meses intentando forcejear con la hiperinflación. Postergó el incremento del salario mínimo hasta este lunes, luego de que la remuneración alcanzara el mes pasado el mínimo histórico de estar por debajo de dos dólares al mes, muy por debajo del 1,9 dólares diarios que establece el Banco Mundial para calificar la pobreza extrema.

El incremento del salario mínimo de 40.000 bolívares (más 25.000 de bono de alimentación) a 150.000  (más 150.000 de bono de alimentación) no representa, sin embargo, ninguna mejora para los ciudadanos ni para una economía con una moneda cuyo valor se ha pulverizado. El monto apenas representa 7,5 dólares, que en Venezuela alcanzan para comprar dos kilos de carne, mientras la canasta básica de alimentos y bienes para una familia ya superó los 175 dólares en agosto. Aún con el aumento, sigue siendo el más bajo de la región.

 

El salario mínimo ha dejado de ser una referencia en Venezuela, un país cada vez más dolarizado. Al punto que el anuncio que suele reservarse el jefe de Estado, lo dio a través de un tuit Francisco Torrealba, constituyente y exministro del Trabajo del régimen de Maduro, miembro del Parlamento paralelo chavista. El vocero utilizó una fotografía vieja de la Gaceta Oficial como referencia al tuit y luego debió aclarar que, aunque la imagen no correspondía al anuncio, este sí era cierto. Los detalles son parte de la incertidumbre que viven los venezolanos con algo tan básico como sus ingresos. Es parte de los vaivenes de la profunda crisis institucional que vive el país con un presidente deslegitimado y con poder, y con otro electo en elecciones confiables y reconocido por la comunidad internacional, que está empujando una transición política.

Lo anunciado se trata del tercer incremento del salario mínimo que hace Maduro en 2019, el segundo año de hiperinflación que vive Venezuela. La medida de retrasar el aumento del salario mínimo, una flexibilización del control de precios, la despenalización del mercado cambiario y una restricción al máximo de la reserva legal de los bancos para reducir la oferta crediticia y la liquidez, son las únicas medidas que ha tomado su Gobierno en el pulso que se juega con el dólar paralelo, que se ha mantenido relativamente estable desde hace varias semanas. Esto ha generado a una leve desaceleración de la inflación que todavía no saca al país de la virulencia del aumento de precios, pues los problemas que lo causaron persisten.

“El poder de compra del venezolano no se han recuperado. Se necesitan 12 meses con inflación por debajo de 50% para poder decir que salimos de la hiperinflación”, explica el consultor Henkel García, director de la firma Econométrica. Venezuela se ha ido dolarizando a niveles cada vez mayores, algo típico de los procesos hiperinflacionarios. Pese a que Maduro ha intentado hacerle frente a la escalada del dólar, García recuerda que estos fenómenos son difíciles de revertir.

En medio de ingresos cada vez más reducidos, por la caída de la producción petrolera y las duras sanciones económicas de Estados Unidos, Maduro tendrá que honrar el nuevo aumento con impresión de dinero sin respaldo, como ha venido haciendo los últimos años. Esto, como han insistido los economistas, volverá a encender el motor de la inflación.

La semana pasada los maestros, por primera vez, paralizaron sus actividades para exigir remuneraciones justas. Los jubilados y empleados de la administración pública constantemente protestas por los bajos salarios. El plan de recuperación económica que anunció Maduro hace un año no evitó que la economía siguiera hundiéndose, al punto que los nuevos billetes que emitió con cinco ceros menos ya son inservibles y debió lanzar una nueva denominación hace dos meses.

 

Información de: El País

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