La bendita manía de leer

“Hay peores cosas que quemar libros, una de ellas es no leerlos”. Ray Bradbury

Se ha comprobado de manera científica que el ejercicio de una lectura frecuente, permite fortalecer la estabilidad mental de nuestro cerebro. Esto sucede porque al leer, aumentamos automáticamente nuestra capacidad de reserva cognitiva y fortalecemos las conexiones neuronales, lo que funciona como una especie de vacuna contra muchos padecimientos de enfermedades neurodegenerativas relacionadas con la pérdida de la memoria, como por ejemplo, el Alzheimer.

Para fortalecer el cerebro, hay que ejercitarlo diariamente y la lectura constituye la mejor práctica, puesto que exige concentración, despierta los sentidos y desarrolla la imaginación. Un cerebro más ágil, más listo, nos permite volvernos más rápidos en todos los sentidos, desde saber cómo actuar ante una reacción instintiva o inmediata, hasta la conformación de un esquema o proyecto.

Y por si lo anterior fuera poco, aplicarnos disciplinadamente en la lectura nos permite obtener más conocimientos, herramientas que constituyen mejores oportunidades de éxito en el transcurso de nuestra vida. Por ejemplo, una de dichas ventajas es la riqueza de vocabulario. Si nuestro cerebro es capaz de utilizar la palabra específica y adecuada para expresar nuestros sentimientos o intenciones, la comunicación siempre resultará exitosa. Pero no todo es coser y cantar, una lectura efectiva requiere de varios parámetros obligados, observar ciertas reglas como la constancia, el tiempo que dedicamos y el tipo de lecturas que atendemos. Sin duda alguna, la bendita manía de leer nos hace felices y al mismo tiempo, saludables.

“De los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones de su cuerpo… Sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria”. Jorge Luis Borges.

Somos lo que hemos leído y esta es, palabra de lector.