- 1 taza de aceite de oliva o de coco (220 g)
- 3 cucharadas de sosa cáustica (30 g)
- 6 ½ cucharadas de agua destilada (65 ml)
- 3 cucharadas de aloe vera (fresco o envasado) (45 g)
- 15 gotas de aceite con esencia.
Qué utensilios necesitaremos?
- Un molde para jabón, o bien la base de una botella de plástico.
- Gafas de protección para manipular la sosa cáustica.
- Batidora de mano.
- Cazuela.
- Recipiente de cristal.
- Cuchara de madera.
¿Cómo lo elaboramos?
- Nos pondremos las gafas y, con mucha precaución, colocaremos el recipiente de cristal en el fregadero.
- Echaremos en el recipiente, primero, la sosa cáustica y, después, el agua destilada.
- Tendremos cuidado para evitar salpicaduras.
- Como este proceso genera vapores, lo dejaremos enfriar.
- Ventilaremos la cocina o el lugar donde estemos.
- A continuación pondremos el aceite de oliva o de coco en un cazo, a fuego lento y, cuando esté un poco caliente, a unos 40 ºC, lo apartaremos del fuego, lo mezclaremos con mucho cuidado con la sosa cáustica y lo batiremos bien.
- Debemos tener cuidado, una vez más, para evitar salpicaduras.
- Lo batiremos hasta que tenga la consistencia de un gel.
- En este momento, y sin esperar a que se enfríe, añadiremos el aloe vera y los aceites esenciales, y mezclaremos bien.
- Introduciremos esta mezcla en el molde y lo cubriremos con una toalla para que mantenga el calor y se lleve a cabo el proceso de saponización.
- Lo dejaremos reposar hasta que se enfríe, entre 12 y 24 horas.
- Una vez frío ya lo podremos desmoldar.
- Lo mantendremos en un lugar fresco y seco para que se endurezca y madure, entre un mes y medio y dos meses.