Durante los últimos años, el ecosistema de los medios de comunicación y periodistas de Coahuila se ha modificado considerablemente. De cara a la elección del 4 de junio, y en adelante, diarios, televisoras, radiodifusoras y portales informativos están obligados a transformarse y adaptarse a las distintas mutaciones políticas y sociales del entorno.
De las elecciones estatales de 2005 y 2011 a las actuales, la política ha recorrido un largo camino, hasta estacionarse en una arena en donde los votantes, en su mayoría sin filias ni fobias partidistas, buscan, cada vez más, contenidos plurales, críticos y reflexivos. Los escándalos y la creciente competencia por el poder, exigen un periodismo menos idílico, más objetivo; menos informativo, más argumentado; con menos filtraciones, y más investigación.
La lluvia de impactos que ha modificado el ambiente, antes unipolar, del ecosistema mediático coahuilense, no termina con las mutaciones del sistema político. En la era de Internet, las redes sociales, los independientes y la transparencia, los electores buscan, exigen, una trama alrededor de la noticia, contexto histórico, referencias, puntos y contrapuntos, que desmenucen el boletín y cuestionen la fuente ‘oficiosa’; que esquilen al “borrego”.
¿Están los medios coahuilenses a la altura de una elección competida o encontrarán en los silencios, el amarillismo y la guerra sucia la tinta suficiente para llenar sus páginas?
El tamiz periodístico de Coahuila refleja madurez en la prensa escrita, transición en la radio, desafíos en la televisión y variedad en las plataformas electrónicas de acceso gratuito. En la prensa escrita coahuilense, por ejemplo, concurren de todos los colores e intensidades, desde el rojo fuego, pasando por el azul clarito, el bronceado, hasta el nuevo violáceo, aunque sólo recientemente, algunos columnistas sesudos han impregnado sus dardos dirigidos al gobierno de un veneno que no mata pero como duele. La pluralidad de la prensa escrita de Coahuila, la encontraras más que en el medio, en los periodistas. Vale decir: lee y revisa a todos.
Tampoco se trata de que los medios asuman el papel de oposición, lugar muchas veces dejado vacante por los partidos distintos al PRI, o que la prensa se levante, parafraseando al Presidente, pensando en “cómo ‘joder’ al poder”, pero considero que es momento de asumir que el viejo paradigma informativo está siendo amenazado por las circunstancias: una ciudadanía crítica y atenta a los excesos del poder y el ascenso de los medios electrónicos gratuitos, muchos de ellos escalpelos letales.
En un fantástico artículo de Jimena Zaluaga, titulado Periodismo ¿inútil? (publicado, ¿dónde cree usted? Sí. En un portal de Internet, La Silla Vacía) la autora lanza la pregunta, ¿hacia dónde va el periodismo en tiempos de Internet? La respuesta que ella misma otorga es contundente: “En Internet, el periodista sobra como mensajero, pero falta como intérprete”.
No hay que buscarle demasiado, la fórmula periodística que borrará el viejo guion y que puede poner en orden al cúmulo de información vertida en Internet, es la labor sensata, de investigación y decodificadora del periodista. No se hable más.
Es cierto, los medios, y sobre todo la televisión, no son materiales pétreos, tienen vida propia, intereses y agendas. Y es precisamente por esto que para nivelar el barco, el periodista está llamado a asumir un rol histórico como catalizador de la opinión pública frente a las mutaciones políticas que caracterizan al Coahuila de 2017.
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