¿DEBERÍAN PREOCUPARSE EL PRI Y EL PAN DE COAHUILA POR LOS INDEPENDIENTES? RUBÉN OLVERA MARINES

17 marzo 2017
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En otra colaboración comenté que si alguno de los aspirantes independientes al gobierno de Coahuila lograba recolectar más de 100 mil firmas, el escenario electoral se tornaría todavía más interesante de lo que ya es. Pues bien,en poco más de un mes,el independiente Javier Guerrero presentó 200 mil rubricas, 170 mil más de las exigidas por el Instituto Electoral de Coahuila.

 

Firmas no son votos. Al menos no lo sonautomáticamente. Pero considero quedicha cantidad de refrendosrevelan una preferencia, la cual, extrañamente, no se está reflejando, hasta ahora, en las principales encuestas. En relación con la lista nominal, 200 mil rúbricas deberían darle al sampetrino al menos un 10 por ciento en la intención del voto. Si las relacionamos con la expectativa de participación ciudadana, que podría rondar el 60 por ciento de la lista nominal, el aspirante independiente rebasaría el 16 por ciento de las preferencias.

 

Ahora bien, si a las firmas recabadas por Javier Guerrero añadimos las presentadas por Luis Horacio Salinas y Rosalinda Arredondo, que juntos sumaron las 85 mil (suponiendo que procedan de ciudadanos distintos entre sí y verdaderamente interesados por la alternativa sin partido), la preferencia a favor de algún independiente, en un escenario con el 60 por ciento de participación, andaría por el 24 por ciento.

 

Previo a que los independientes presentaran sus firmas, las encuestadoras no lograban ponerse de acuerdo. Reforma y El Financiero ubicaban a Javier Guerreo como elindependientemás competitivo, cediéndole entre el 5 y el 6 porciento de laspreferencias. En cambio, de diciembre a enero, el Gabinete de ComunicaciónEstratégicay SabaConsultores, le otorgaban el 30 y 20 porciento, respectivamente.

 

Entonces, ¿deberían el PRI y el PAN preocuparse por las 285 mil firmas recabadas por los tres independientes o seguirán apostando a la lírica del bipartidismo, de la competencia a dúo que predicen las “grandes” encuestas?

 

¿Quién tiene la razón, las firmas o las encuestas? Lo único cierto es que la aritmética es a la política, lo que los meteorólogos al clima, nunca aciertan.

 

Los que conocen de política, de política coahuilense, saben lo importante de cribar la información, dejar de lado los números, y poner cuestiones más profundas sobre la mesa.

 

Por principio de cuentas, los independientes han demostrado firmeza ante las dificultades (sin recursos, sin televisión ni espectaculares y sin estructura) para alcanzar y rebasar la meta. Mostraron, eso sí, un discurso que ofrece finiquitar un régimendistanciado de la renovación.

 

En un contexto electoral incierto y competido, el PRI y el PAN lo saben a la perfección, la presión de calle mezclada con una voz de cambio, puede calar más hondo que un cuarto lugar en las “grandes” encuestas. Si alguno de los independientes intensifica su discurso de cambio y ofrece un gesto democrático que sea percibido favorablemente por el electorado, puede resultar altamente dañino para la fría uniformidad y el bipartidismo aparente.

 

 

En 2014, la más reciente elección local de Coahuila trajo para el PAN apenas 177 mil votos. Por lo que lo sucedido con uno de los independientes, arroja otra cuestión más intrigante para los analistas e inquietante para los dos grandes partidos: ¿Qué clase de estructura no partidaria logra recolectar 200 mil firmas en poco más de un mes de trabajo, sin recursos y sin presencia mediática del candidato?

 

Los grandes partidos apuestan a que los firmantes independientes, al percatarse que los aspirantes no disponen de suficiente fuerza en las encuestas electorales, optarán por darle utilidad a su voto, sufragando por su segunda preferencia, ya sea el PRI o el PAN.

 

¿Y si no es así? ¿Si las 200 o 285 mil firmas proceden de un auténtico movimiento independentista? ¿Qué sería capaz de hacer esa sorprendente estructura con dos meses de campaña, con recursos y con presencia mediática de su candidato?

 

Porque ya sea que los independientes suban o no en las encuestas, si las firmas se transforman en votos, tal vez no les alcance para ganar, pero sí para determinar el triunfo o la derrota de los aspirantes que aparentemente puntean en los sondeos.

 

Insisto,  ¿deberían los grandes partidos continuar ignorando a los independientes?

 

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