Son casi 6 mil 500 kilómetros de separación, pero un mundo de contrastes. En tan solo unos días la Selección Mexicana habrá jugado en dos sedes completamente distintas y no solo por algunos factores sino hasta por el estilo y calidad de los rivales.
La suerte del sorteo del hexagonal de la Concacaf le deparó a México un inicio complicado no solo por jugar sus dos primeros encuentros de visita, sino también porque esas visitas son quizá las dos que más diferencias podrían tener para cualquier de los seis combinados que calificaron a la última fase de la eliminatoria.
En principio, la Selección Mexicana pasó de los 4 o 5 grados centígrados promedio que había de temperatura de Columbus a los más de 26 que se esperan al momento del partido ante la Selección de Panamá en la capital canalera, es decir, más de cinco veces de diferencia entre una sede y otra.