Algo que vale la pena contar: Dylan había sido eterno candidato al Nobel de Literatura

14 octubre 2016
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boardmanPara muchos de nosotros no fue una sorpresa, fue un acto de justicia. Dylan había sido eterno candidato al Nobel de Literatura en múltiples ocasiones desde 1996. Para entender la música de Dylan no se trata simplemente de escucharle y tararear, o de llevar el ritmo con los pies. Se trata de visualizar la obra por entero, su pensamiento, sus emociones y palabras. Para entender a Dylan primero hay que leerle. Por eso este Nobel está más que justificado.

Ganador de 12 «Grammys», 6 «Grammy Hall of fame», «Globo de oro», «Pullitzer», «Príncipe de Asturias de las Artes», «Medalla Presidencial de la Libertad», incluso un «Premio Oscar» de la Academia, entre muchos otros. Al final, a sus 75 años el «por siempre joven» Bob Dylan, lo volvió a hacer.

Catalizador del alma humana, escritor de poemas musicalizados que lograron sincronizar pensamiento profundo y sentimiento, hizo posible una revolución a través de 37 discos, pero al mismo tiempo miles de páginas escritas con letras que revoloteaban en libertad, porque como él recordó alguna vez, cuando le cuestionaban acerca de haber roto la regla de oro de las disqueras en las que una canción para ser comercial y difundirse a través de la radio no debía sobrepasar los 3 minutos: «¿Que cómo son mis canciones? Pues mire, tengo de cinco, de seis, de siete, de ocho, y aunque usted no se lo crea, hasta de diez minutos.»

Cuando a finales de los años 90´s el Presidente Bill Clinton le otorgó el «Kennedy Center Honor» dijo: «Probablemente ha tenido más impacto en la gente de mi generación que cualquier otro artista creativo. Su voz y sus letras nunca han sido fáciles de oír, pero a lo largo de su carrera Bob Dylan nunca estuvo destinado a complacer. Ha perturbado la paz e incomodado a los poderosos»

Con certeza y con el tiempo, la vigencia del pensamiento dylaniano dará muchas reflexiones más acerca de su obra e influencia, no sólo artística, sino también política e intelectual. Y al final, más que cualquier premio será su voz retumbando en la conciencia y trasmigrando al corazón de la humanidad, la que habrá de reconocerle eternamente.

«Ustedes ajustan los gatillos para que otros disparen, y luego retroceden y observan cómo el número de muertos asciende (…) Ustedes arrojaron el peor miedo que alguien pudo haber lanzado: el miedo a traer niños al mundo por amenazar a mi bebé aún no nacido ni nombrado, no merecen la sangre que corre por sus venas. (…) Déjenme preguntarles una cosa:¿el dinero que tienen es tan bueno como para comprarles el perdón? ¿Piensan que tendría ese poder? Creo que encontrarán cuando les llegue la hora de la muerte que todo el dinero que hicieron nunca servirá para recuperar sus almas». Masters of War – Bob Dylan

Escrito por: Alberto Boardman

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