Museo de Bonsái en Atlixco provoca paz y tranquilidad a visitantes

18 octubre 2015
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museo-del-bonsaiAtlixco, Pue., 18 Oct (Notimex).- La ciudad de Atlixco es reconocida por su clima primaveral, con invernaderos donde hay plantas y flores coloridas, pero pocos saben que existe el Museo de Bonsái, donde más de 40 especies producen sensaciones de paz y tranquilidad al que las mira.

Al llegar a este municipio, 20 minutos distantes de la capital del estado, el paseante es orientado por los pobladores para visitar la zona de viveros, disfrutar de una nieve de frutas naturales en la Plaza de Armas o degustar de la cecina en el mercado municipal.

Sin embargo, es escasa la gente que recomienda visitar el Museo de Bonsái “John Yoshio Naka”, ubicado en Plaza Las Flores, sobre el Corredor Gastronómico esquina con Boulevard Niños Héroes, donde se encuentran las especies que aguardan ser vistas por los paseantes.

Emigdio Trujillo Sánchez, director del museo, en entrevista con Notimex, relató cómo surgió este recinto donde permanecen más de 40 especies de árboles, entre ahuehuetes, arrayanes, bugambilias, casuarina, cerezo del Brasil, Eugenia, ficus y palmas cicas.

Además se encuentran juníperos, leucaenas, olivos, olmos, pirules, pino Alepo, pino italiano, pino dulce y laurel de la India, entre otras especies.

El ingeniero agrónomo cultivaba claveles, rosas y crisantemos, pero la competencia lo imitaba y él ya no ofrecía nada nuevo, situación que le provocó investigar sobre algún cultivo, que para su competencia fuera difícil de lograr.

En el año de 1974, vio por primera vez un bonsái cuando llegó a un restaurante de la ciudad de Cuernavaca, Morelos, y de inmediato fue atrapado por la belleza estética de los ejemplares, con lo que comenzó así la búsqueda para su pertenencia.

Antes sólo se podían adquirir los bonsáis en el extranjero, entonces emprendió el viaje a San Francisco, en el estado de California, Estados Unidos, e inició así la importación de éstos a México.

La afición a estas especies le ha llevado a viajar a Estados Unidos, Japón, China, Taiwan y a varias ciudades de Europa, en la que conforme fue conociendo más, fue formando su colección privada a partir de 1980.

Tiempo después decidió abrir el museo con los ejemplares de su colección privada, teniendo como especie principal el ahuehuete, el árbol nacional de México.

“El bonsái conjuga dos cosas, primero es evitar que la planta no se muera, quitarle plagas, mantenerla viva, frondosa y, en segundo lugar, que sea estética al representar en un metro esos árboles, que la naturaleza les otorga una altura de más de seis metros”.

“Si uno quiere construir una casa, debe de comenzar por los cimientos, lo mismo ocurre con el bonsái, pues se comienza con una planta esquelética que a través de los años va formando una masa hasta que llega a la edad adulta.

“El bonsái lo comienza una persona y lo termina disfrutando el nieto”, externó Trujillo Sánchez.

De su museo, la primera generación de dos trabajadores que tuvo ya murieron, luego vino una segunda generación de trabajadores que una vez que aprendieron sobre el arte del bonsái se fueron e instalaron su propio negocio.

En la actualidad tiene la tercera generación de trabajadores, un total de seis personas, quienes están a cargo de todas las tareas que demanda el museo.

En este arte, para iniciar se puede partir de árboles o arbustos provenientes de semilla o estaca, cuando las ramas son aún flexibles se alambran, para diseñar la forma de árboles viejos, y a los tres o cuatro meses, cuando ya tienen la forma deseada, se retira el alambre.

Las raíces se sacan un poco de la tierra para asemejarlos a la de los árboles viejos, tal como sucede en la naturaleza.

El experto advirtió que los falsos bonsái, generalmente son plantas pequeñas en macetas chicas a las que no se les ha dado forma. Casi siempre son hechos de un día para otro, y son bonitos y muy baratos, pero lamentablemente tienen no más de un mes de vida.

Los bonsái se clasifican por su tamaño o por su forma y respecto al tamaño existen cuatro modelos: Sogin Bonsái, que significa “más pequeño que un niño”, cuya altura no sobrepasa los 15 centímetros (cm).

En tanto que el Ki-Bonsái, “niño Bonsái”, su altura es de entre 15 y 35 centímetros; el Chiu Bonsái, “joven Bonsái”, la altura puede ser de 35 a 55 cm, y el Dai Bonsái, de altura superior a los 55 cm., puede llegar hasta 1.50 metros o más según los años que tenga.

Respecto a la forma, se clasifican en Estilo vertical formal, es decir, imita la forma de un árbol erecto y recto, que representa a un árbol que ha crecido en terrenos fértiles y profundos.

Mientras que otro es el Estilo vertical informal, que imita la forma de un árbol, con ramas curvas y retorcidas. Representa un árbol que ha crecido en terrenos pobres rocosos.

También existe el Estilo cascada, que imita a los árboles que crecen en las orillas de los acantilados de las montañas o de los ríos y sus ramas crecen caídas.

En tanto que el Estilo en roca (sobre o dentro de una roca) imita a los árboles, tal y como crecen en los montes rocosos, ya sea que sus raíces envuelvan las rocas o que penetren por las grietas de las mismas.

El Estilo bosquecillo imita a un pedazo de bosque, con los árboles de diferente altura, y de esta clasificación de cinco estilos básicos se derivan más de 30 estilos de Bonsái.

En cuanto a los precios, los más sencillos para comenzar a podar son desde 250 o 300 pesos, hasta los más caros que pueden ser desde 100 mil hasta 500 mil pesos, pero hay algunos que se elevan mucho más al ser cuidados por maestros internacionales o por pertenecer a una colección privada.

Trujillo Sánchez recomendó que para quienes por primera vez quieren incursionar en este arte del bonsái, primero deben acercarse a una escuela o un club para que conozcan en qué consiste la labor.

Si les gusta se recomienda que se inscriban a talleres, ya que este arte demanda mucho el uso de las manos, y si después de esta etapa les sigue gustando, entonces deben seguir adelante con el acompañamiento de profesionales.

El ingeniero agrónomo recordó que los poblanos y visitantes tendrán la oportunidad de conocer a maestros nacionales e internacionales del bonsái durante el Encuentro Latinoamericano de Bonsái Puebla 2016.

El Encuentro Latinoamericano de Bonsái comprenderá conferencias, talleres, eventos protocolarios, cena de gala, demostraciones, subastas, rifas y una exhibición de cientos de ejemplares.

Las inscripciones pueden realizarse a través de la página oficial de la federación www.felab.com y en la página www.felab2016.com.

Trujillo Sánchez recordó que la Federación Latinoamericana y del Caribe del Bonsái (Felab) designó a la ciudad de Puebla como la organizadora de dicho evento.

En el encuentro se prevé la participación de cerca de 500 miembros de clubes, bonsaistas independientes y público en general con el único propósito de difundir este arte que, de practicarlo o verlo, provoca tranquilidad y paz en las personas.

http://www.notimex.gob.mx

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