Miguel Ángel Treviño Morales, El Z-40, líder del Cártel de Los Zetas, obtuvo de un tribunal federal un amparo para que no se le juzgue nuevamente por delitos que ya enfrentó con anterioridad.
Esta resolución se remonta a una decisión en 2014 del Juzgado Cuarto de Distrito de Procesos Penales Federales en el Estado de México, derivada de la causa penal 93/2012-VI, pues consideró que había una violación al principio non bis in idem, el cual establece que no se le debe juzgar a una misma persona dos veces por el mismo hecho.
Lo anterior, debido a que ya se había iniciado un proceso (causa penal 68/2012) respecto a la pertenencia de El Z-40 a la organización criminal en la misma temporalidad.
Después de años de apelaciones por parte del Ministerio Público de la Federación, así como de amparos promovidos por la defensa del capo, la Fiscalía General de la República (FGR) presentó otra acusación (causa penal 50/2018) en la que atribuye a Miguel Ángel Treviño ser el líder del grupo criminal, así como operar en ciertas zonas del territorio nacional y cometer diversos delitos.
Nuevo amparo para El Z-40
Ante la última acusación de la FGR, la defensa de Treviño Morales interpuso un recurso de revisión, por lo cual el Segundo Tribunal Colegiado del Décimo Noveno Circuito, con sede en Ciudad Reynosa, Tamaulipas, determinó que esta nueva acusación también viola el principio de no juzgar dos veces a una persona por los mismos hechos.
“El delito de delincuencia organizada, en esos espacios de tiempo y zonas geográficas, ya fue materia de juzgamiento, y por tanto juzgarlo nuevamente por delincuencia organizada desde luego que vulnera ese principio de non bis in idem”, declaró el magistrado presidente José Manuel Quistián Espericueta.
Adicionalmente, detalló que es posible juzgar a El Z-40 por nuevos actos delictivos, siempre y cuando se acredite su participación en los hechos, independientemente de que estén vinculados o no con la delincuencia organizada.
“Si se encuentran eventos en momentos distintos, hechos distintos, víctimas distintas, esos hechos facilitaran un juzgamiento autónomo, no la delincuencia organizada”, declaró el magistrado.
El Cártel más temido del país
El origen de Los Zetas se remonta a finales de la década de 1990. Surgieron como un brazo armado del Cártel del Golfo. Osiel Cárdenas Guillén, líder del grupo criminal, quiso iniciar un ejército propio y así fue cómo se topó con Arturo Guzmán Decena, desertor de las fuerzas de élite del Ejército Mexicano.
En 1997, a Guzmán Decena, conocido como El Z-1, se le encomendó la tarea de reclutar a otros treinta hombres que, como él, tuvieran experiencia en el campo militar para darle vida a la nueva organización.
Poco a poco comenzaron a tener una mayor presencia e incrementaron su capacidad de ataque. Esto, sumado a la detención y extradición a EEUU de Cárdenas Guillén (en 2003 y 2007 respectivamente) abrió el paso para que Los Zetas disputaran el territorio que antes controlaban los del Golfo.
El cártel de la última letra llegó hasta las entrañas de las fuerzas de seguridad mexicanas. Su control se extendió a jefes de las policías municipales, fiscales estatales y federales, centros penitenciarios estatales y sectores de la Policía Federal y del Ejército mexicano. Esto, sumado a sus alianzas con desertores militares de Guatemala, así como con la ‘Ndrangheta italiana, los hizo casi implacables.
Los secuestros, desapariciones, torturas, decapitaciones y la exposición de cadáveres en la vía pública fueron el sello distintivo de esta sanguinaria organización.
El Z-40 al mando y el desgaste del grupo
El año 2012 es considerado como el inicio del declive de Los Zetas. Tras la muerte de Heriberto Lazcano, El Z-3 o El Lazca,quien había comandado al grupo desde 2004, Miguel Ángel Treviño Morales, El Z-40, se posicionó como el líder del grupo.
Su mando se caracterizó por tener la misma brutalidad que caracterizó al cártel, pero su ausencia de formación militar fue clave. Uno de los sus mayores errores fue integrar a las filas del grupo a pandilleros que, como él, no tenían experiencia en las fuerzas armadas, por lo que dejaron demasiados cabos sueltos, lo que facilitaba su rastreo e identificación.
Treviño Morales fue detenido en julio de 2013 en Tamaulipas. Desde entonces, ha pisado varias de las más reconocidas prisiones federales, como son las del Altiplano, Puente Grande, Oaxaca, Hermosillo y Ciudad Juárez.
En julio de 2021, fue trasladado desde el Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) 17 CPS de Michoacán al Cefereso 15 CPS de Chiapas, un penal de máxima seguridad ubicado en Villa Comaltitlán, donde actualmente se encuentra.