Vladimir Putin acusó este jueves a Occidente de mantener décadas de agresión hacia Moscú y advirtió que si quiere vencer a Rusia en el campo de batalla era bienvenido a intentarlo, pero que esto provocaría una tragedia para Ucrania.
Las declaraciones las hizo mientras el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, se preparaba para una reunión a puerta cerrada de ministros de Asuntos Exteriores en una reunión del G20 en Indonesia el viernes, que será la primera vez en que se enfrente cara a cara con los más firmes opositores a la invasión de Ucrania.
En Ucrania, el gobernador regional de la ciudad nororiental de Járkov dijo a última hora del jueves que tres personas habían muerto y otras cinco habían resultado heridas después de que los soldados rusos bombardearon la ciudad.
Las fuerzas rusas también bombardearon otros posibles objetivos en el este de Ucrania antes de lo que se espera sea una nueva ofensiva.
“Hemos escuchado muchas veces que Occidente quiere luchar contra nosotros hasta el último ucraniano. Es una tragedia para el pueblo ucraniano, pero parece que todo se encamina a ello”, dijo Putin a líderes parlamentarios en declaraciones transmitidas por televisión.
Occidente ha fracasado en su intento de contener a Rusia, y sus sanciones a Moscú han causado dificultades, pero “no en la escala prevista”, añadió Putin. Rusia no rechaza las conversaciones de paz, pero cuanto más avance el conflicto, más difícil será llegar a un acuerdo, dijo.
Antes, Kiev perdió uno de sus principales apoyos internacionales después de que el primer ministro británico, Boris Johnson, anunció su dimisión.
Ucrania dijo que esperaba que el apoyo británico continuara y agradeció a Johnson la defensa de los intereses de Ucrania, mientras que Moscú no ocultó su alegría por la desaparición política de un líder al que ha criticado durante mucho tiempo por armar a Kiev con tanta energía.
En una conversación telefónica, Johnson dijo al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, “eres un héroe, todo el mundo te quiere”, dijo un portavoz del primer ministro.
La dimisión de Johnson ocurre en un momento de agitación interna en algunos países europeos que apoyan a Kiev y de dudas sobre su capacidad de resistencia para lo que se ha convertido en un conflicto prolongado.
El día comenzó con la desafiante ceremonia de izado de bandera de Ucrania en su recapturada isla de las Serpientes en el Mar Negro, situada a unos 140 kilómetros al sur del puerto ucraniano de Odesa.
Moscú no tardó en responder. Sus aviones de guerra atacaron la estratégica isla poco después y destruyeron parte del destacamento ucraniano que se encontraba allí.
Rusia abandonó la isla a finales de junio en lo que dijo que era un gesto de buena voluntad, una victoria para Ucrania que Kiev esperaba aflojar el bloqueo de Moscú a sus puertos.
Andriy Yermak, jefe de gabinete del presidente ucraniano, sugirió que el izado de la bandera nacional azul y amarilla en ese lugar era un momento que se repetiría en toda Ucrania.
Rusia va por más territorio de Ucrania
Mientras tanto, militares rusos en el este de Ucrania mantuvieron la presión sobre las tropas ucranianas que defienden la línea a lo largo de las fronteras del norte de la región de Donetsk, en preparación para una ofensiva más amplia.
Tras tomar la ciudad de Lisichansk el domingo y consolidar su control total de la región ucraniana de Luhansk, Moscú ha dejado claro que planea capturar partes de la vecina región de Donetsk que aún no ha tomado. Kiev sigue controlando algunas grandes ciudades.
El alcalde de la ciudad de Kramatorsk, en Donetsk, dijo que las fuerzas rusas habían disparado misiles contra el centro de la ciudad en un ataque aéreo el jueves y que al menos una persona había muerto y seis habían resultado heridas.
Reuters no pudo verificar de forma independiente las afirmaciones.
Rusia niega haber atacado a civiles en lo que denomina una “operación militar especial” para desmilitarizar Ucrania, erradicar a los nacionalistas peligrosos y proteger a los rusoparlantes.
Ucrania y sus aliados afirman que Rusia se lanzó a la conquista de tierras con la invasión de febrero, iniciando el mayor conflicto en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, que ha matado a miles de personas, desplazado a millones y arrasado ciudades.