En menos de cinco años que el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) tomó el poder, el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) se ha hecho, una a una, de 20 gubernaturas en la República, 22 si se suman los dos estados que se encuentran en poder de sus aliados.
Sin embargo, el aumento de poder también conlleva el incremento de peleas internas y la formación de grupos disidentes en el partido, pues desde su creación, Morena dio la bienvenida a políticos priistas, panistas, perredistas y sindicalistas que, en algunos casos, más que seguir un llamado ideológico, entraron en busca de un cargo público.
Crisis interna en Morena
La historia de Morena comenzó el 2 de octubre del 2011, cuando el movimiento se convirtió en asociación civil, y a tres años del hecho, el 9 de julio de 2014 logró su registro como partido político.
Un año después, en su primera elección como partido, los morenistas ganaron cinco de nueve gubernaturas: Ciudad de México, Chiapas, Morelos, Tabasco y Veracruz; para el primero de julio de 2018 el partido guinda se llevó la Presidencia de la República, y en 2019 logró hacerse con dos estados más: Baja California y Puebla.
En 2021 se sumaron los estados: Guerrero, Colima, Baja California Sur, Zacatecas, Campeche, Michoacán, Nayarit, Sinaloa, Sonora y Tlaxcala; mientras que en las elecciones 2022 fueron: Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas.
Sin embargo, a la par de colocarse como la primera fuerza a nivel nacional, Morena ha sido uno de los partidos que más espectáculos ha ofrecido a los medios de comunicación debido a los enfrentamientos entre sus liderazgos y simpatizantes.
La pugna por el control del Senado
Una de las primeras batallas públicas fue protagonizada por Martí BatresGuadarrama y Ricardo Monreal Ávila, personajes que se enfrentaron por la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores en el año 2019.
En su momento, Batres Guadarrama, quien buscaba la reelección, acusó a Monreal de “ensuciar” el proceso interno de Morena para definir la Mesa Directiva con el objetivo de posicionarse “poco a poco” en su camino a la presidencia de dicha mesa, y así “apoderarse” después de la dirigencia nacional del partido.
El conflicto llegó al presidente López Obrador, pues en su conferencia de prensa matutina de ese año declaró que la ciudadanía sabe quién es “un trepador, un oportunista y un politiquero”.
Tras la declaración del mandatario federal, el ahora coordinador del grupo parlamentario del partido en el Senado rechazó que haya división en la bancada morenista, y negó sentirse aludido por las declaraciones del jefe del Ejecutivo federal.
Además, retó a Martí Batres a denunciar ante las instancias correspondientes, si contaba con pruebas, las supuestas irregularidades en la elección de Morena.
Finalmente, el 19 de agosto del 2019 la bancada de Regeneración Nacional votó en contra de la reelección de Batres como presidente de la Mesa Directiva, y se eligió a la senadora Mónica Fernández, legisladora “empujada” por Ricardo Monreal, como la nueva directora.
En busca del control interno de Morena
El conflicto interno de Morena se intensificó con el proceso de renovación de la dirigencia nacional del partido, misma que tuvo lugar el 20 de noviembre de 2019, en la que se postularon: Bertha Lujan Uranga, presidenta del Consejo Nacional; Yeidckol Polevnsky, en su momento la presidenta interna de Regeneración Nacional; Mario Delgado Carrillo, coordinador de la bancada morenista en la Cámara de Diputados; y Alejandro Rojas Durán, consejero nacional del partido.
La primera elección interna desde que López Obrador ocupó el cargo de presidente de la República se llevó a cabo en medio de litigios, acusaciones y enfrentamientos entre los líderes y fracciones.
Y es que esa elección tomó relevancia debido a que marcaría la sucesión presidencial del 2024, así como la dirección política que seguiría el partido en los siguientes años, especialmente de cara a las votaciones intermedias del 2021.
No obstante, entre los simpatizantes había un descontento hacia la gestión de Polevnsky, a quien acusaron de generar una crisis dentro del movimiento, de comportarse de forma antidemocrática, e imponer candidaturas y delegados partidistas con el fin de perpetuarse en el poder.
La pelea para arrebatarle el control del partido a Polevnsky se prolongó durante meses, pero el 26 de enero del 2020 alcanzó su punto máximo cuando Bertha Luján -cercana a López Obrador- convocó a la realización de un Congreso Extraordinario en el que se eligió a Alfonso Ramírez Cuéllar como dirigente interino y en el que se determinó que Polevnsky regresara al cargo de secretaria general del partido para el que inicialmente fue electa.
Polevnsky se rehusó a dejar el cargo, por lo que se fueron a tribunales. Fue hasta el 26 de febrero que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ratificó a Ramírez Cuéllar como presidente de Morena.
Mario Delgado entra en la escena política
La elección interna en Morena volvió a dividir al partido en 2020, cuando más de 100 militantes levantaron la mano para ocupar la presidencia y la secretaría general de la organización. No obstante, el partido del Gobierno se dividió en dos morenistas: Mario Delgado, quienaglutinaba las aspiraciones del actual canciller, Marcelo Ebrard, a la presidencia, y Porfirio Muñoz Ledo, candidatura reforzada por la actual jefa de Gobierno de la capital, Claudia Sheinbaum.
Los puestos, que debían llenarse por un hombre y una mujer por criterios de paridad, fueron elegidos por una encuesta abierta a la población general, sin embargo, los resultados arrojados por el Instituto Nacional Electoral (INE) otorgaban un empate técnico entre Delgado y Muñoz Ledo.
El proceso, que se llevó a cabo entre las sospechas de fraude en las encuestas, amenazas de Muñoz Ledo con expulsar a Ebrard del partido, jaloneos y hasta militantes lanzándose sillas, finalizó el 23 de octubre de 2020, cuando la Comisión de Prerrogativas y Partidos Políticos anunció los resultados para el cargo de la Presidencia del partido en la que resultó ganador Mario Delgado. En tanto, Citlali Hernández, perteneciente al grupo de Delgado, se convirtió en la nueva secretaria general.
De acuerdo con el licenciado en Derecho, David Marcial Pérez, el triunfo de Delgado supuso la victoria del “sector más liberal y pragmático” dentro del partido. Mientras que la derrota de Porfirio Muñoz Ledo “relegó al ala más ortodoxa, los guardianes de la esencia del proyecto político iniciado a imagen y semejanza de Andrés Manuel López Obrador”.
2022, un año de conflictos internos en Morena
Mario Delgado volvió a estar en el ojo del huracán este 2022, cuando en agosto informó que buscaría prolongar su dirigencia en Morena hasta 2024, a fin de conducir la elección de candidato presidencial. A la par de él, Citlalli Hernández anunció que ampliaría su periodo en el cargo de la Secretaría General.
Tras darse a conocer esto, varios militantes y simpatizantes mostraron su desacuerdo con la prolongación de sus cargos; tal fue el caso del académico John Ackerman, quien acusó que la extensión en el cargo de Mario Delgado y Clitlalli Hernández es “un atropello a los estatutos y una violación” a las reglas más básicas de la ética política.
Además, señaló que en el marco del III Congreso Nacional Ordinario hubo un “reparto mafioso” de las carteras del Comité Ejecutivo Nacional (CEN).
Asimismo, la Convención Nacional Morenista, encabezada por Ackerman, exigió la salida inmediata de Delgado Carrillo y Hernández por “traicionar a la militancia”, así como por intentar dar un “golpe de estado técnico con fines de perpetuarse en el poder”.
Y es que según indicaron, la convocatoria anunciada para renovar todos los cargos menos los de la dirigencia es “amañada” y da pie a la llegada de militantes del “defenestrado” Partido Revolucionario Institucional (PRI), Partido Acción Nacional (PAN) y Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Pese a las críticas y protestas, el 17 de septiembre Mario Delgado logró que el Congreso Nacional de Morena extendiera su periodo como presidente nacional del partido hasta 2024, con lo que podrá controlar la definición de la candidatura presidencial mediante el método de encuestas.
Al mismo tiempo, el dirigente operó reformas estatutarias para repartir posiciones a los gobernadores morenistas en el Consejo Nacional y el CEN, desde donde podrán incidir en la toma de decisiones para los comicios estatales de 2023 y la elección del 2024.
A este conflicto se sumó la división que han tenido los miembros de Morena derivado de la próxima sucesión presidencial, sin embargo, el personaje con mayor posición en los medios de comunicación debido a los “pleitos” que ha mantenido con las demás “corcholatas” es Ricardo Monreal.
Y es que el último embate que tuvo con la mandataria capitalina, Claudia Sheinabum, se dio luego de que la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, interviniera sus conversaciones privadas en WhatsApp.
Fue el 24 de octubre cuando Ricardo Monreal informó que “hay ciertas cuentas” en redes sociales que lo atacan todos los días, lo que ligó con las aspiraciones presidenciales de la jefa de Gobierno, aliada de Sansores.
Desde el Senado, el morenista anunció que encargó un estudio forense para identificar las cuentas que durante 16 meses lo han “golpeado, mientras halagan a la candidata (Sheinbaum)”.
Al ser cuestionado si se trata de la mandataria capitalina cuando habla de “la aspirante”, el legislador respondió: “Sí, es muy clara la correlación de las cuentas, las que me atacan a mí son las que alaban a ellas, pareciera un sistema importado del extranjero, porque sus asesores son extranjeros”.
“Es una cantidad millonaria que gastan en bots impresionante, (…), el dinero lo están invirtiendo en redes, es una escandalosa cantidad millonaria que gastan para golpearme”
Información de: Infobae