Jamás será útil aliarse con un PRI que negocia en lo oscurito, que pacta impunidad a cambio de mayorías legislativas, de alcaldías, embajadas o espacios en un gabinete
Quienes insisten en la viabilidad de la alianza electoral para hacer frente a Morena en el 24, olvidan que la suma de emblemas no necesariamente se traduce en una adición de fuerzas, mucho menos de convicciones. Alinear voluntades y votos requiere mucho más que un arreglo entre cúpulas de partido; se trata de convencer y movilizar a las personas que hoy requieren de la oferta de un proyecto de futuro en el que las personas estén al centro y una alternativa de país en la que sus causas estén al frente.
En la última elección, la Alianza enfocó muchos de sus esfuerzos a construir la idea de una contienda política fundada en la amenaza externa, sembraron temor entre el electorado y ubicaron a sus adversarios fuera de sus partidos. Reprocharon la decisión de Movimiento Ciudadano para ir solos en la contienda y urdieron un argumento vacío respecto a la utilidad del voto de la ciudadanía, pero en la realidad su fragilidad ha quedado recientemente en evidencia.
Una alianza así, no es funcional para construir un proyecto de nación convincente y con solidez. Prueba de ello es lo sucedido durante las últimas semanas en el Congreso de la Unión, donde no habían pasado ni 24 horas desde que la mayoría de Morena y sus aliados en el Congreso habían aprobado la incorporación de la Guardia Nacional a la SEDENA, cuando el dirigente nacional del PRI,estaba cocinando un pacto de impunidad en las oficinas del General Secretario. Mientras las y los senadores, incluidos los del PRI, ocupaban su turno en la tribuna para evitar la militarización de la seguridad pública, la Alianza mostraba signos de su más grande fractura, consumando la traición a la confianza de quienes creyeron en el cuento del “voto útil”, que se inventaron en 2021.
En su momento, los partidos de la Alianza han ubicado a Movimiento Ciudadano con ellos sobre todo si, según sus cuentas, podíamos restar puntos a Morena, pero nos colocan del lado de Morena si no les alcanza para hacerles frente. Esa es la volatilidad de su acuerdo.
En Movimiento Ciudadano decidimos, en cambio, entrarle a hacer política de verdad, colocarnos del lado de las personas y de sus causas. Decidimos ser un proyecto congruente, y hoy, lo que tenemos es representación en 22 congresos locales, dos gubernaturas y un innegable crecimiento en cada entidad del país donde hubo elecciones.
En Movimiento Ciudadano estamos convencidos de que jamás será útil aliarse con un PRI que una y otra vez le ha fallado al país. Jamás será útil aliarse con un PRI que negocia en lo oscurito, que pacta impunidad a cambio de mayorías legislativas, de alcaldías, embajadas o espacios en un gabinete; jamás será útil traicionar la congruencia y los principios para mantener espacios de poder.
Tenemos claro de qué tamaño es el compromiso que asumimos con las y los ciudadanos. Estamos enfocados en construir una alternativa por encima de la sola idea de oposición a un gobierno que ha fallado. Eso significa trabajar, estar del lado de la gente; significa escuchar y proponer, estar dispuestos a aprender y renovarnos constantemente, mantenernos frescos con propuestas e ideas que contrasten el discurso de los bloques opuestos.
Aunque le pese a los escépticos e incrédulos, la decisión de no ir en alianzas que puedan quebrarse al primer cisma legislativo, tiene menos que ver con un cálculo electoral y más con la construcción de un proyecto de país que trasciende las campañas y las coyunturas políticas, por complejas que sean.
Royfid Torres González (@royfid) es legislador por Movimiento Ciudadano en el Congreso de la Ciudad de México.