Al Pasar de las décadas la Plaza Manuel Acuña se gano a pulso el Mote de “Plaza de los Huevones” hoy un alto número de pobladores de Saltillo le conocen por ese nombre, incluso si preguntas utilizando su verdadero nombre es seguro que la mayoría no pueda dar Santo o Seña.
Existe algo que escapa a la vista del ciudadano común que solo observa de manera superficial lo que sus ojos ven a un golpe de vista, la plaza sirve de despacho comercial a gran variedad de actividades incluyendo entre las mismas a una de las profesiones mas antiguas de la Humanidad.
El Comercio sexual es cosa de de todos los días en dicha plaza, remembrando la canción de los invasores de nuevo León “ Mi casa Nueva “ la plaza vendría a ser un prostíbulo muy distinto a los demás, no les acompaña la rádiola aun que ello no implica ausencia de música, carece de letras en sus vidrieras y las botellas no son visibles.
Quienes compran o venden dichos servicios se confunden entre los transeúntes o encargados de puestos, la gente pasa sin asombro de lo cotidiano, en su mayoría los asistentes son personas de la tercera edad que por gusto asisten a ser la víctima del acecho.
Ademas la plaza es testigo de otras actividades relacionadas al comercio, ahí se venden monedas de plata, relojes, se efectúan prestamos monetarios, se ofertan antigüedades y joyería, igual asiste un relojero urbano que sobre una tabla modesta pone pilas a relojes de cuarzo.
Sirve también como centro de reunión, algo semejante a un Club Social donde no se paga una acción o membresía por asistir, anécdotas, historias así como recuerdos de añoranza son contados a diario, si la plaza pudiera hablar contaría una amalgama increíble de recuerdos o sucesos.
La Plaza mal llamada de los Huevones es espacio de reposo pero no solo de gente que no hace nada sino también de los que por lo largo de su vida hicieron mucho, ahí se encuentran viejos amigos, personas que buscan tener con quien hablar, gente que dio mucho y que al transcurrir de los años se va quedando solo y que sus ratos en la plaza le otorgan alguna compañía que ya no tiene en otro lugar.
La Plaza Acuña es en si misma un lugar pintoresco si es que se sabe observar, espacio emblemático que ya por décadas sigue viendo vidas al igual que sucesos pasar.
Si Algún día tienes tiempo acude, pasa algunos momentos observando y danos cuenta de su ritmo que si bien es lento nunca deja de encontrarse en movimiento.