El 24 de febrero de 2022 estalló el conflicto que mantuvo en la zozobra a la población asentada en Ucrania, principalmente cerca de la frontera con Rusia. La decisión de Vladimir Putin por que sus tropas cruzaran el límite geográfico y pacífico puso en alerta a millones de habitantes del país vecino, así como a decenas de mexicanos radicados. En el grupo se encontró Javier Donlucas, músico que se vio obligado a huir de su hogar.
“Un año es muy poco para reconstruir todo lo que se genera en una vida de estar en Ucrania. El trabajo, los amigos, la casa, las cosas materiales también. No importa lo que se pierda mientras estemos bien pero vuelves a empezar de cero porque es quedarse sin carro, casa, ropa, comida, trabajo (…) fue algo muy duro y difícil al principio”, declaró a Javier Donlucas
Casi doce meses después de haber tomado la súbita decisión de trasladarse hacia la frontera con Polonia, entre bombardeos y la incertidumbre, Javier logró volver al país que lo vio nacer, en esta ocasión en compañía de su esposa e hijo, con la única alternativa reconstruir su vida, la cual ha sido un proceso “difícil pero reconstruyendo el tejido familiar”.
En febrero de 2022, el hombre originario de Ciudad Juárez, Chihuahua, no imaginaba en qué parte del mundo estaría su futuro. En medio de los bombardeos que vivió en Kiev, cuando fue acogido en el hogar de otro mexicano ante la imposibilidad de volver al suyo, la necesidad más apremiante fue la de alejar a su familia de la zona del conflicto.
“No lo planeamos, nada más pasó. Estábamos en Kiev y empezaron a bombardear los rusos.Decidimos que teníamos que salir. En ese proceso yo tomé las riendas del hogar y le dije ‘tenemos que salir de aquí sí o sí’ y los rescaté de lo que estábamos viviendo. Yo iba al frente de esa migración forzada por los bombardeos que Putin y Rusia hicieron en Ucrania para invadirla”, recordó.
En Manzanillo, municipio mexicano de Colima bañado por las aguas del Océano Pacífico y ubicado a más de 10 mil 800 kilómetros de Leópolis, ciudad ucraniana donde echó raíces culturales, afectivas y laborales durante cinco años, Javier y su familia pudieron encontrar la paz necesaria para volver a comenzar.
“Lo hemos tratado de llevar de la mejor forma, trabajando. Tratando de sobresalir en esta nueva vida y sociedad en la que estamos viviendo. El niño también ya va a la escuela y tiene sus amigos. Estamos en una ciudad muy tranquila y pacífica donde nos han abierto las puertas de su casa todas las personas que hemos conocido. Nos han dado la oportunidad de trabajar, vivir; estar tranquilos y felices”, aseguró.
Reconstruir en un terreno ya desconocido
Antes de tomar la decisión de partir a Ucrania, Javier creció y se desarrolló en todos los ámbitos al interior de México. No obstante, al regresar cinco años después encontró un panorama ya desconocido y con el nuevo reto de abrirse una brecha, ahora junto con su familia. Uno de los principales retos fue el de hallar un nuevo trabajo.
Para comenzar a construir la estabilidad fue necesario buscar en el pasado. En ese sentido, buscó una ocupación similar a la de la promoción del arte, misma que desempeñó en su municipio natal antes de migrar por primera ocasión. No obstante, también resultó benéfica la labor realizada en Ucrania, donde publicó e implementó dos métodos de enseñanza musical para niños sin importar si tienen algún tipo de discapacidad.
“Me hice de un nombre en Ucrania y eso me ayudó mucho para enseñar en México todo lo que había hecho allá y mandar mi currículum a diferentes lugares donde tenían cultura. Lo mandé al municipio, lo mandé al estado y lo mandé a la federación”.
Gracias a ello, pudo asumir el cargo de enlace de la subsecretaría de cultura del estado de Colima en Manzanillo. En ese puesto se ha encargado de implementar proyectos para acercar el arte a las personas de las comunidades más alejadas en la periferia de Manzanillo.
Otro de los retos consistió en crear un entorno propicio para su hijo, quien desarrolló sus primeros años de vida en Leópolis. Los cuestionamientos han sido frecuentes, pues de un momento a otro dejó de frecuentar a la familia que fungió como su red afectiva más cercana, no obstante, Javier declaró que:
“Hicimos el mayor esfuerzo para que no sintiera que había un cambio o que estaba pasando algo a su alrededor. Nos mantuvimos tranquilos en los peores momentos y ahorita lo tomó como un proceso de niño chico. No creo que se diera cuenta de lo que pasaba a su alrededor por su edad y también porque nosotros no le transmitimos esa incertidumbre que estaba pasando”.
Mientras tanto, Javier también ha recibido noticias de Leópolis. Al ser una ciudad alejada de la zona en disputa, los ataques del ejército ruso demoraron en llegar. En la actualidad, la población de la región ha tenido que lidiar con dificultades como apagones de luz, clases de educación básica en sótanos y bunkers, así como hombres que han sido reclutados por el frente ucraniano. Pese a ello, sus conocidos han intentado reconstruir el entorno.
De acuerdo con la Oficina de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, hasta el lunes 23 de enero de 2023 se reportaron 7 mil 68 civiles ucranianos muertos, así como 11 mil 415 heridos. Más de la mitad de los decesos han tenido lugar en Donetsk y Lugansk, regiones ocupadas por fuerzas rusas. No obstante, otro de los efectos ha sido el desplazamiento de miles de personas por los asedios constantes en otras zonas del país.
“Es muy difícil y pensar en regresar, por lo menos ahora, es una decisión muy difícil. Las cosas de un momento a otro cambian y por lo general es por el odio que tiene Rusia a Ucrania ¿para qué necesitan más territorio? simplemente que se vayan y continúen sus vidas. Han matado a mucha gente”, dijo.
INFORMACIÓN DE: INFOBAE