Probablemente para muchos sea una sorpresa saber que no son pocos los países del mundo en los que se maneja por la izquierda y el volante está del lado derecho en los automóviles. No se trata sólo de Inglaterra, Japón, Australia o Sudáfrica, sino de 75 territorios en los que aún se mantiene el sentido de circulación original de las primeras organizaciones urbanas, lo que representa aproximadamente el 34% de los países del planeta.
Si es curioso ese dato, más interesante resulta conocer el motivo por el que mucho antes que existan los automóviles, el sentido de circulación de las vías era ese y no el que tenemos en la mayoría de los países del mundo en la actualidad. Hay que remitirse a la Edad Media, cuando sin reglamentación alguna y por mera costumbre los jinetes iban siempre por el lado izquierdo debido a que al ser en su mayoría diestros, dejaban libre la mano derecha para eventuales luchas con sus espadas.
Por supuesto en Inglaterra, donde el poder de conquista de Bonaparte no había conseguir llegar, decidieron mantener la circulación por la mano izquierda como aún hoy se utiliza. Si, todavía faltaban más 100 años para que apareciera el automóvil, y ya había litigio respecto a algo que todavía sigue siendo motivo de discusiones y polémica.
En Estados Unidos, mientras tanto, por ser colonia británica, se seguía conduciendo como en Gran Bretaña. Algo similar ocurría con los otros territorios de dominio inglés, así como también con Japón, donde habían sido ingenieros ingleses los que construyeron las obras de infraestructura vial, haciéndolo del mismo modo que en su país.
Sin embargo, en Norteamérica se utilizaban carruajes más grandes, con más de una hilera de caballos para tirarlos, y se acostumbraba que el conductor se sentara en el último del lazo izquierdo para poder usar el azote con su mano derecha. Por esa razón, comenzó a circularse por la mano derecha, ya que al estar sobre su izquierda, “el cochero” podría ver perfectamente si las ruedas de su carruaje chocarían contra las de quién viniera en sentido contrario.
También está le teoría de la separación total con Inglaterra a partir de la Declaración de Independencia de Estados Unidos de 1776, que como forma de cortar todo vínculo con los británicos, decidieron también rechazar su manera de circular, algo que, además, fue visto con buenos ojos por la enorme cantidad de habitantes que provenían de otros países europeos, donde se circulaba por la derecha y no por la izquierda. La norma de conservar el carril derecho se firmó en el año 1792 y se convirtió en ley en el año 1804.
Sin embargo, los automóviles se seguían fabricando con el volante a la derecha aunque circularan por la derecha también, lo que generaba desajustes e incomodidades. Uno de los pocos autos que adoptaron el volante a la izquierda en esos años fue el famoso Ford T, lo que lo convirtió también en un precursor de la industria automotriz en ese aspecto. Pero la mayoría seguía con la configuración original que quedaba incómoda, aunque nadie la modificaba. Fue la necesidad de Segunda Guerra Mundial, y tras la misma, por la ratificación de la Convención sobre la Circulación Vial de Ginebra, que se decidió cambiar la posición del volante también.
Argentina, que estaba fuertemente influenciada por la industria automotriz norteamericana de donde provenían la mayoría de los automóviles, también tuvo que cambiar su sentido de circulación en esos tiempos, pero además se debía hacer porque en Brasil se conducía por la derecha y el cruce de un país a otro generaba grandes problemas de tránsito. Así, sabiendo que en Estados Unidos el proceso ya había comenzado y que los autos que llegarían desde allí tendrían el volante también del lado izquierdo, se decidió que el 10 de junio de 1945 cambiaría el sentido de circulación en todo el territorio nacional.
Como el mundo mismo, la circulación se modificó sustancialmente con la llegada del automóvil. El hecho de tener palanca de cambios que en los carruajes no existía, hacía que fuera más práctico colocar el conductor del lado izquierdo para que los cambios se hicieran con la mano derecha, pero si se mantenían los autos circulando por la izquierda, los pasajeros subirían y bajarían del lado que podían recibir tránsito de frente.
Inglaterra intentó hacer el cambio en 1969, viendo que todo el continente europeo había adoptado la forma “napoleónica” de conducir, sin embargo, el altísimo costo que insumía una reforma semejante le hizo desistir de la idea, hasta el presente.
Hoy, con la tecnología de las cajas automáticas que prevalecen en todo el mundo, conducir de un lado u otro no parece tener grandes ventajas o desventajas, y sólo se trata de costumbre y atención, especialmente para quienes cambian de país y deben adaptarse a cada sistema.