En la década de los 30, en San Antonio Texas, Estados Unidos, justo cuando un autobús escolar volvía del colegio para dejar a los niños en sus casas, la fatalidad quiso que el motorizado quedara atrapado en las vías del tren que cruzaba la localidad.
Todo ocurrió en segundos y el conductor desesperado no pudo hacer nada, el tren tampoco pudo frenar a tiempo cuando vio el autobús escolar encallado en medio de su camino. El impacto fue brutal…
Todo el pueblo quedó traumatizado por aquel terrible desastre y la irreparable pérdida de los diez niños y el conductor del autobús.
A partir de los años 80, surgieron decenas de historias de conductores difíciles de creer. Todos coinciden y aseguran que cuando imprudentemente sitúan su coche muy cerca de las vías, con el riesgo de ser embestidos por el tren, sienten que su automóvil es empujado por una fuerza invisible que los aparta del peligro y cuando bajan de su vehículo para ver qué ocurrió, observan por unos segundos varias manitas marcadas en el coche, luego desaparecen.
Durante años se ha creído que los fantasmas de los diez niños muertos en el accidente son los que se preocupan porque no se repita una tragedia como la que les arrancó la vida.