No hay poblano que no conozca la famosa “calle de los dulces” del centro histórico de Puebla, situada en la 6 oriente, entre 4 y 2 norte, que por tradición es llamada calle de Santa Clara, por el convento que lleva el mismo nombre.
Esta calle ganó fama mundial en el siglo XX, después de la Revolución Mexicana, pero los estudiosos dicen que desde el siglo 17, ahí ya se comercializaba rompope, galletas y dulces poblanos elaborados por las monjas Catalinas, y no por las Clarisas como siempre se ha dicho.
La calle se distingue por ¡el color y el sabor! de decenas de locales que ofrecen la forma más dulce de la gastronomía poblana en bocados, desde una tortita de Santa Clara hasta un delicioso camote, que puedes comprar para regalar, para compartir o para comértelo como un antojo.
Refiere que, así como los sacerdotes, frailes y monjes tenían una tarea específica como la educación, evangelización o enseñar al campesino labores agrícolas; las congregaciones de monjas estaban dedicadas a la labor social en todos los aspectos: servicios hospitalarios, escuelas para mujeres, refugio de madres en desgracia, orfanatorios, asilos, ayuda médica para desahuciados, parturientas, niños y principalmente, casas de cuna.
RECETAS DE HERENCIA FAMILIAR
El historiador asegura que, contrario a lo que siempre se ha dicho, las monjas Clarisas del convento de Santa Clara nunca elaboraron dulces, porque ellas estaban dedicadas a la educación, tanto, que fueron las fundadoras de los colegios: Central, Yermo y Parres, y Esparza.
“Toda la confitería poblana se elaboraba en casas particulares, hasta la fecha, y con recetas de herencia familiar; tal vez algunas con orígenes de la Puebla colonial ya que la mayoría de estas recetas se originaron en el convento de las madres Catalinas, que se localizaba en la 3 norte entre 2 y 4 poniente, porque eran las que se dedicaban a hacer dulces”, detalla.
Refiere que el convento era una enorme construcción que se perdió cuando se aplicaron las leyes de Reforma, lo que propició su expropiación y consecuente destrucción. En este sitio se construyeron los cines Variedades y Coliseo, y actualmente es una tienda de telas. Agrega que lo único que se salvó de ser destruido es el templo y que la congregación de las madres Catalinas hoy tiene su sede a un costado del templo de Analco.
ORIGEN DE LAS TIENDAS DE DULCES
Zamora Martínez refiere que el origen de las tiendas de dulces se lo debemos a la familia Serdán ya que fue en 1910, cuando en esta calle se inicia el movimiento revolucionario con una gran balacera entre la familia Serdán y los guardias federales.
“El caso es que después de terminada la refriega surge en la ciudad un nuevo tipo de visitante, el turista nacional, preferentemente de la ciudad de México, que visita Puebla con la intención de conocer el sitio de la batalla entre los Serdán y las guardias nacionales, sobre todo cuando su casa se convirtió en museo”, señala.
“Entonces se funda la primera tienda de dulces típicos poblanos llamada “El Lirio”, estamos hablando de más o menos de 1917, y es tanta la demanda que a lo largo de toda la calle se establecen infinidad de dulcerías, todas ofreciendo dulces típicos. Esto es lo que da origen a la mundialmente famosa ´calle de los dulces´”, añade.
Pero antes de la Revolución Mexicana ya existía ahí un expendio de camotes que fue el primero de la ciudad y se fundó en 1892. Aún está situado a un costado de la casa de los hermanos Serdán, en la 6 oriente 208, y todavía pertenece a la familia fundadora, conserva no sólo su nombre, sino también la calidad de sus productos y la reputación por ser la más antigua de la calle de los dulces: “La Gran Fama”.