Cuenta la leyenda que en el Cerro Viejo, ubicado en Tlajomulco de Zúñiga, hay una cueva que está llena de oro, pero que cuando alguien intenta tomar algo de esas riquezas, una voz de ultratumba les dice ¡Todo ó Nada!, y que si la orden no se respeta, la puerta de acceso se cierra atrapando a los que estuvieran dentro.
La cueva se abre el jueves y el viernes Santo, los que han visto, cuentan que en el lugar se presenta una llamarada para indicar la entrada. Esto dice el señor Tiburcio Tacalo, quien pasó su niñez y adolescencia en el Cerro Viejo y se ha encargado de transmitir la historia durante generaciones.
A finales del siglo XIX , la cueva del Todo o Nada fue asociada con el bandolero Rochín, quien junto a su banda de ladrones, escondía el producto de sus robos en una cueva del Cerro Viejo. Esta banda operaba en el cerro de García de Teocuitatlán, y en el Cerro Prieto, de Concepción de Buenos Aires, y ocultaban sus tesoros en la cueva del Cerro Viejo. Según la leyenda esa cueva tiene la entrada alargada, como una gran boca, y para encontrarla tenía como señas unos sauces con unas aldabas clavadas, utilizadas para colocar las cuerdas con las que se podía, bajar atado a su interior.
Se dice que los bandidos hicieron un camino por la ladera del cerro para que pudieran subir las diligencias asaltadas y así esconder el botín.
Sobre los tesoros que esconde la cueva, se cree que tienen un valor incalculable, pues en este punto fueron enterradas las alhajas, joyas y monedas de oro robadas por la banda de ladrones más temida de Jalisco, la banda de Rochín.
Según la leyenda después de enterrar el botín de sus hurtos, los ladrones hicieron un juramento para que nadie lo sacara. Se dice es que el acceso fue cerrado con piedras y una mezcla de lodo y sangre. La sangre era de las mulas de carga y de algún testigo nada fiable, que habría presenciado los sucesos.
Con este rito satánico el que intentare sacarlo sufriría ‘el asombro de los cien espíritus’ que tienen la custodia del oro, y solo podría romperse si en este punto se matara un infante, bañando con su sangre el acceso de la cueva de Rochín.