Mónico vivía entre amuletos, los vecinos lo distinguían por su plática extensa y conocedora de varios temas, sobre todo de brujería, hechizos y brebajes, en las cuales siempre mencionaba su temor a las brujas, que por años lo atormentaban
Mónico Martínez, era un popular agente de hoteles, reconocido en Saltillo a inicios del siglo XX. Vivía en una casa ubicada sobre la calle de General Cepeda, justo antes de llegar a la calle de Félix U. Gómez, una vivienda característica por las figuras del rostro de demonio labradas en la puerta principal.
Conocido por ser un hombre supersticioso, Mónico vivía entre amuletos, los vecinos lo distinguían por su plática extensa y conocedora de varios temas, sobre todo de brujería, hechizos y brebajes, en las cuales siempre mencionaba su temor a las brujas, que por años lo atormentaban.
Una notable leyenda de hechicería que tiene lugar a principio del siglo XX, probablemente entre los años de 1919 y 1921 en una casa situada en la calle de Victoriano Cepeda sur con el # 765, donde vivía Monico Martínez, este agente de hoteles que trabajo por más de 30 años en los hoteles “La Plaza” y “Coahuila”.
Mónico se distinguía por su buena plática de diferentes temas con respecto a lo que sucedía en la ciudad, además tener siempre su ropa limpia y planchada y sus zapatos boleados. Por costumbre siempre cargaba amuletos representando diferentes figuras de marcada superstición y números cabalísticos, pues en leontina de oro amarillo llevaba una calaverita de ojos color rojo, simulados con alguna imitación de granate o de rubí, un numero 13 como prendedor en el nudo de su corbata y en la solapa del chaquetin un trébol de cuatro hojas, un clavel, una gardenia o una rosa. Sus apariencia parecía muy normal incluso al hablar con él, solo cuando surgía un tema sobre brujería o aparecidos, el aseguraba saber de muchos sucesos acontecidos en la sociedad, se jactaba de ser uno de los que no le temía a los espíritus pero creía en hechizos, maleficios de brujas y brebajes mágicos y él decía ser víctima de las brujas a las cuales les tenía un pavor inmenso.
Decía que una mujer se había adueñado de uno de sus retratos el cual vio después en una casa colocado en un nicho de encajes entrelazados cubiertos de alfileres en la cabeza y en el lado izquierdo del pecho, de aquí prendía una chuparrosa disecada. Decía que veía volar a las brujas por las tapias de su casa montadas sobre escobas y que las lechuzas nunca abandonaban los árboles de su casa.
Mónico presentaba un aspecto de nerviosismo y hasta así creer que desvariaba o que entraba a un estado de locura. Los médicos aseguraban que no tenían ningún mal y sus amigos cercanos lo veían como un vacilador y veían sus comentarios sobre este tema como un engaño.
En los años venideros de 1919 a 1921 el físico de Mónico había cambiado se le veía muy desmejorado y al igual que su aspecto, faltaba mucho a su trabajo hecho que causaba mucha sorpresa pues era una persona muy cumplida de sus deberes. Incluso sus familiares estaban preocupados por su salud y por su estado. Finalmente una mañana del mes de marzo de 1921 fue encontrado el cuerpo de Mónico flotando en la superficie de la alberca de Altamira, su cuerpo sin vida fue encontrado por unos bañistas no se presenta evidencia físicas de su asesinato, ni armas de fuego ni instrumento alguno con el cual pudiera haber sido acecinado. Presentaba unos pequeños rasguños en el pómulo izquierdo y unos raspones en el antebrazo derecho, no había muerto ahogado, solo se encontró con un zapato. El otro zapato se encontró con su hermana Luisa que se había quedado con él al tratar de detenerlo cuando lo vio volar.
El primo de Mónico dijo que la antes de ayer a las nueve de la noche estando acostado Mónico se levanto y fue a decirle que no podía dormir por que las lechuzas y las brujas estaban esperando a que se durmiera para llevárselo. Mónico llevaba varios días de sin dormir, a lo que su primo le dijo vete acostar, domina los nervios. Sino duermes, como ya tienes varios días sin hacerlo, no van a hacer las lechuzas y las brujas las que te lleven si no la muerte misma. Se estremeció oye primo cuídame dijo Mónico su primo lo llevo a la cama y monto guardia en una silla en la puerta de la entrada de la habitación de Mónico. Se quedo un buen rato tranquila pero después de un rota comenzó agrietar las brujas las lechuzas me llevan.
No durmió en toda esa noche y así estuvo también durante el día, estos arrebatos de locura preocuparon a su familia quienes acudieron a las autoridades a pedir auxilio. A las 9 de las noche acudieron dos policías con el objetito de conocer los acontecimientos Mónico aun sin dormir suplico entre desvaríos a los policías y a su primo que lo cuidaran. Los policías y el primo montaron guardia en la entrada de la habitación de Mónico, como a las 11 de la noche se escucho gritar de nuevo a Mónico las brujas me quieren llevar, lograron que se acostara pero antes les dijo si no me cuidad ¡me van a llevar las brujas! Siguieron montando guardia en las sillas que tenían en la puerta de la recama y Mónico siguió inquieto hasta las dos o tres de la mañana y después un silencio sepulcral creyendo que estaba dormido se durmieron recargados en las sillas. Sus primo los policías despertaron a las 6 de la mañana, Mónico no se encontraba en la cama, solo supieron que su cadáver había sido encontrado en la alberca de alta mira y que su hermana estaba en estado inconsciente en el patio con un zapato de Mónico en la mano.