Cada una de las calles del Pueblo Mágico de Cuatro Ciénegas, envuelve historias fascinantes y sus leyendas han cruzado las fronteras, pues todos saben la famosa leyenda de la Quinta San Marcos, la aparición de Venustiano Carranza y recientemente, el fantasma de la Calle Hidalgo.
Era una tarde a principios de este año, cuando dos turistas acudieron de visita al municipio de Cuatro Ciénegas, en donde se llevaría a cabo una reunión familiar, aprovechando su estancia para hacer recorridos en los sitios turísticos y fotografiarse en cada una de sus calles antiguas.
La puesta del sol parecía una estampa perfecta para tomarse una fotografía y dos integrantes de la familia aprovecharon que no circulaban carros por la Calle Hidalgo para ponerse en medio y tomar la foto con el sol ocultándose al fondo.
Como era de esperarse, la primera toma no fue del agrado del fotógrafo, quien con voz clara gritó “no se muevan, va otra”.
Al observar la segunda toma, su mirada no se despegaba del teléfono celular al percatarse de que una tercera persona había sido captada por el lente de la cámara, una persona que a simple vista no se observó por ningún lado.
Una persona aparentemente de edad avanzada caminaba detrás de ellos y a pesar de que su figura parecía traslucida, lograba apreciarse los rasgos que mostraban tristeza y cansancio en su rostro.
Vecinos no se mostraron sorprendidos al ser cuestionados sobre la aparición captada en la fotografía, pues no es la única entidad que se ha visto vagando por los alrededores de la Zona Centro.
A la altura de la Calle Emilio Carranza a espadas de la Parroquia de San José, llantos, apariciones de niños en las calles y sombras dentro de las casas son sucesos que han presenciado los habitantes que al paso de los años, se han vuelto comunes pero no dejan de sacar sustos.
Doris, quien toda su vida ha vivido en Cuatro Ciénegas, visitó a una de sus amigas, quien visiblemente se mostraba perturbada por lo que había presenciado minutos antes.
Se preparaba para colocar el pino de navidad para poder distraerse al encontrarse sola en su casa y mientras acomodaba cada una de las esferas, de reojo pudo observar a una persona adulta que se había sentado en su sala y detenidamente observaba cada movimiento de la mujer.
Inmediatamente dirigió su mirada hacia el sillón y la figura había desaparecido, pero al regresar la mirada al árbol, nuevamente la sombra se aparecía. Una oración fue suficiente para que el fantasma desapareciera, pero su imagen continúa grabada en la mente de la vecina.
A pesar de las múltiples apariciones, nadie sabe de quienes pertenecen las almas que se les ha visto vagando y tal parece que las bendiciones que realiza el párroco en cada una de las viviendas en donde lanza agua bendita, no ha sido suficiente para que puedan descansar en paz.
Solo el fantasma de Genoveva Guajardo ha sido identificado por los habitantes, después de darse a conocer la historia en donde un joven la encontró en una de las festividades y desapareció frente a sus ojos al llegar a la entrada de la Quinta San Marcos.
En la noche el llanto de un niño ha despertado a los habitantes, quienes tras persignarse, esperan que el lamento desaparezca para poder continuar durmiendo, pero los huéspedes de algunos hoteles, desconcertados preguntan al amanecer a los empleados sobre lo ocurrido, sin saber que es una de las almas en pena que se les ha visto vagando en el Pueblo Mágico.