Cuenta la leyenda que muchas personas de Zacatlán presenciaron algo escalofriante:
Pasada la media noche, llegaba al templo de San Francisco un hombre arrodillado con un atuendo de la época de la independencia, entraba aunque la puerta estuviera cerrada, después se escuchaban sus llantos y lamentos en el interior del convento.
En las madrugadas el hombre que había entrado de rodillas, salía muy afligido y arrepentido pero así como lo veían entrar desaparecía. Esta aparición se repetía muchas veces y muchas personas presenciaron la aparición, provocando sorpresa y espanto en quienes lo veían.
La leyenda cuenta que una madrugada un guardia vio pasar una sombra por la plaza del pueblo y le marcó el alto, a lo que la sombra contestó: «Soy el brigadier Francisco Osorno, estoy pagando mis crímenes». Espantado, el soldado corrió a contarle a sus jefes lo que había sucedido, pero a los 8 días después de la aparición, el soldado murió. Después de tantas apariciones, el párroco uso el agua bendita y exorcismos por las calles y la plaza, además de los lugares en donde se habían visto las apariciones, después de eso ya no se volvieron a ver apariciones de el fantasma de Francisco de Osorno.