Cuentan los habitantes que desde hace años las piedras de los cerros también escuchan y tanto es su creencia que de ahí se desprende la leyenda de la iglesia de Chamula.
San Juan Chamula es un pueblo rodeado de misticismo e historias secretas que se han cuidado celosamente. Dicen los tzotziles que esta población esta ubicada en las alturas de Chiapas.
En otros tiempos, en esta población había un hombre negro muy malo y temido el cual guardaba o poseía poderes para causar la muerte a sus enemigos.
Además, nadie podía hacerle daño, ya que ni flechas ni armas eran suficientes contra él, ni siquiera para causarle la más mínima herida.
Su aspecto era como de un brujo cuyos ojos blancos y tez negra recordaba a las aves de mal agüero.
Ese negro al que todos temían y respetaban debido a sus grandes poderes y conocimientos, era un hombre solitario, un chamán que se comunicaba con la naturaleza, sin embargo poco se conocía de él y de su origen.
Lo que sí es bien sabido, es que nadie podía tenerlo de enemistad. En aquellos remotos tiempos no había iglesia en el pueblo, por lo cual todos los habitantes se sentían preocupados por ello.
Así varios aborígenes decidieron reunirse y pedirle al negro que los ayudara con sus poderes a construir un templo en el cual pudieran rendir culto a sus dioses.
El negro al escucharlos y ver la necesidad de los habitantes decidió ayudarlos y comenzó a caminar por el pueblo seguido de varios de los aborígenes.
De pronto, se detuvo en un punto específico al norte de la cabecera municipal.
Un silencio arrasador se apoderó
Los pobladores nerviosos pero a la vez curiosos esperaban ver lo que los poderes del negro podían lograr.Así, este enigmático personaje comenzó a girar en su mismo eje y a silbar muy fuerte.
Fue entonces cuando el silbido comenzó a replicar en las montañas cercanas devolviendo el eco de dicho sonido.
Lo siguiente fue lo más temible, los asistentes espantados por lo que sus ojos veían, eran testigos de un acontecimiento que jamás olvidaría.
El silbido era un llamado a las piedras de los cerros y estas empezaron a moverse como si estuvieran liberándose de algo.
Las rocas comenzaron a tomar forma de carneros de dos colores: blancos y negros, esto dependía del color de la roca. Nunca se había visto semejante transformación.
Así los animales por instinto empezaron a galopar desde los cerros bajando rapidamente en una forma desordenada y desenfrenada, hasta llegar al punto de encuentro en la planicie donde estaba el negro cabrón.
Los aborígenes no daban crédito a lo que veían. El primer carnero negro en llegar dio un salto en el aire, para cuando tocó el suelo se convirtió en piedra nuevamente.
La Iglesia de Chamula
Acto seguido, los demás animales conforme saltaban se iban convirtiendo en rocas, una sobrepuesta de la otra formando las paredes del templo que tanto desearon los pobladores: La iglesia de Chamula.
Dicen los habitantes que el negro quien silbó hasta terminar la construcción de la iglesia, hizo varios esfuerzos por chiflar a un cerro ubicado en el sur, pero ninguna piedra se movió.
A ese cerro se le conoce hoy en día como Chajancanvitz que en lengua tzotzil quiere decir “Cerro de las piedras haraganas”.
Este templo que se levantó en el pueblo es la única iglesia en toda la región de Chamula.
Debido a la autoridad y respeto que se le debe guardar, son pocas personas ajenas al pueblo quienes conocen su verdadera razón.
Si tienes oportunidad de llegar a San Juan Chamula y entrar en este templo, serás testigo de la energía y sincretismo que se sienten al cerrar la puerta.
Oraciones, rezos, rituales, velas e imágenes te arrebatarán la respiración. Recuerda que en este recinto no se pueden tomar fotografías. Por eso, vívelo para creerlo