La hierba de San Juan, también conocida como hipérica, corazoncillo, hierba amarilla o pericón, pertenece a la familia de las Hypericaceae que se caracteriza por tener múltiples aplicaciones en el mundo de la medicina alternativa y tradicional.
Esta planta, que crece en los terrenos de baja y media altura, puede ser encontrada en toda Europa y Rusia, aunque también se ha aclimatado a otras regiones del mundo como China, Australia, el norte de África y América.
En la antigua Grecia el médico Hipócrates ya había escrito sobre la hierba de San Juan y la había recomendado como un antiinflamatorio.
De acuerdo con un documento elaborado por el Ministerio de Salud de Colombia, la hierba de San Juan es un arbusto de raíces leñosas y ramificadas cuyos tallos pueden llegar a medir hasta un metro de altura.
Las hojas de sus ramas son alargadas, van en pares, cuando se mira a contraluz se le pueden ver algunas perforaciones, por lo que surgió la creencia de que eran las manchas de sangre de San Juan Bautista y de ahí su nombre, pues esta planta también florece en fechas cercanas a su cumpleaños.
La savia de la planta es de color rojizo y las flores son de color amarillo dorado que están en su punto máximo a finales del verano, posee cinco pétalos punteados y se ponen rojos al frotarlos, pues desprenden un pigmento que se llama hipericina. Su fruto contiene semillas pequeñas de color pardo.
La planta hipérica se caracteriza por sus principios activos de hipericina y pseudohipericina, que ayudan a disminuir los síntomas de la depresión, al tiempo que es un antiviral y también presenta propiedades antibacterianas.
Las propiedades de esta hierba han atraído a investigadores que vinculan su uso medicinal con el tratamiento de la depresión leve a moderada, así como para combatir la ansiedad. Es en este uso que varias agencias de salud le han dado el visto bueno, como es el caso de Alemania, que la incluyó en la farmacopea oficial.
En su acción tópica, la hierba de San Juan sirve para acelerar la cicatrización de las heridas, para la dermatitis, las lesiones cutáneas y tratar las quemaduras leves.
Se dice que el consumo de esta planta también es beneficioso para disminuir los síntomas del síndrome premenstrual y la menopausia, así como para tratar infecciones estomacales, la gastritis y las úlceras.
Por otro lado, su aceite es bueno para el cabello al reforzarlo e impedir que este se caiga o quiebre; asimismo, se puede usar para ayudar a eliminar la caspa y los eccemas.
Efectos y precauciones
Entre las principales contraindicaciones que se tienen para la hierba de San Juan se tiene que no se puede administrar a las personas embarazadas, que estén en periodo de lactancia, ni a los menores de 12 años de edad.
Asimismo, se han presentado casos de hipersensibilidad o alergia. Cuando se ingiere este hierba también es recomendable que los pacientes no estén consumiendo alimentos ricos en tiramina como lo son los vinos, los quesos fermentados, las conservas de vinagre; así como alcohol y medicamentos para combatir la gripe o resfriados.
El uso excesivo de esta planta también puede causar agitación, ansiedad, mareos, diarrea, estreñimiento, problemas estomacales, sequedad en la boca, fatiga, dolor de cabeza y sensibilidad a la luz solar.