Cada vez son más las pruebas que determinan que la flota pesquera china es la más depredadora del mundo. Además de los abusos de los océanos, Beijing también está señalado de someter a los trabajadores de sus buques a condiciones similares a la esclavitud.
Recientes informes elaborados por el proyecto SeaLight y la Organización Internacional del Trabajo de la ONU (OIT), citados en un artículo publicado por la revista Newsweek, dan cuenta de la creciente amenaza china.
SeaLight, que depende del Centro Nudo Gordiano de Stanford para la Innovación en Seguridad Nacional, afirmó que la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR, por sus siglas en inglés) es perpetrada por los buques chinos en toda la región de Asia-Pacífico, incluso dentro de las zonas económicas exclusivas (ZEE) de otros países.
De acuerdo a lo establecido por la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982, las ZEE son aquellas zonas marítimas que se extienden 200 millas más allá de las costas de un país. Esa nación, asimismo, tiene el derecho exclusivo de la explotación de los recursos submarinos de esa zona.
Linda Fagan, comandante de la Guardia Costera de Estados Unidos, alertó a principios de este año que las pequeñas naciones insulares no cuentan con los recursos suficientes para hacer respetar sus zonas exclusivas ante la amenaza y explotación de la flota china. Una flota que cuenta con más de medio millón de buques y que, según Fagan, es “uno de los peores infractores” de la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada.
“El robo marítimo debe ser identificado y denunciado en los escenarios regional y mundial (…) Sólo cuando las naciones aumenten la cooperación en las patrullas marítimas y el intercambio de información, al tiempo que persiguen consecuencias legales y económicas, se protegerán los recursos nacionales vitales de las flotas pesqueras depredadoras”,indicó Kevin Edes, autor de SeaLight.
En esa línea, Ray Powell, director de SeaLight, agregó que la flota china es responsable de gran parte de la pesca de arrastre de fondo a nivel global. Según detalló, el gigante asiático representa el 28% de las capturas mundiales.
Una investigación publicada el año pasado por la revista Global Journal of Biology, Agriculture and Health Sciences, reveló que cerca de la mitad de los 3.000 buques chinos que faenan más allá de las aguas chinas “se dedican a la pesca de arrastre”. Un número significativo de esos buques son de propiedad estatal.
“Todas las plantas y animales que viven en el fondo se ven afectados, si no directamente destruidos, por el desgarro de los sistemas radiculares o las madrigueras de los animales”, sostuvo el Servicio Geológico de Estados Unidos.
Según SeaLight, esta práctica está agotando las poblaciones mundiales de peces.
Además, en medio de sus esfuerzos por imponer sus reivindicaciones territoriales y marítimas, China emprendió una campaña de construcción de islas artificiales durante años por orden de Xi Jinping. El gigante asiático reivindica casi la totalidad del mar de China Meridional, a pesar de las pretensiones de Filipinas, Vietnam o Malasia, sin tener en cuenta un fallo internacional de 2016 en su contra.
Frente a este panorama, el informe sugiere que sólo una cooperación internacional aumentada en patrullas marítimas y el intercambio de información, junto con la búsqueda de consecuencias legales y económicas, pueden proteger los recursos nacionales vitales de las flotas pesqueras predadoras.
La Guardia Costera de Filipinas, por ejemplo, tomó medidas documentando las condiciones degradadas de los ecosistemas marinos y las actividades de los barcos chinos en áreas como Sabina Shoal e Iroquois Reef.
El último incidente entre China y Filipinas se registró el pasado mes de octubre, cuando ambos países se acusaron mutuamente de dos colisiones de barcos de ambos en el mar de China Meridional. Los incidentes se produjeron en las islas Spratly, a unos 25 kilómetros del atolón Second Thomas, en el que la Armada filipina se encuentra estacionada y donde Beijing despliega buques para manifestar sus reivindicaciones de la casi totalidad del mar.
Por su parte, un estudio de la Organización Internacional del Trabajo de la ONU indicó que el régimen chino es cómplice de las prácticas de trabajos forzados en el extranjero. De acuerdo a lo indicado en el informe, los trabajadores de las flotas pesqueras corren mayor riesgo de explotación en aguas lejanas, ya que allí pasan meses en el mar, lejos de cualquier supervisión o intervención legal.
La investigación indicó que, de las 138 empresas pesqueras acusadas de trabajos forzados, el 35% eran chinas, el 10% taiwanesas, el 8% tailandesas, el 6% surcoreanas y el 5% españolas.
Según la OIT, 128.000 pescadores de todo el mundo se enfrentan a amenazas de violencia, servidumbre por deudas, exceso de horas extraordinarias y otras condiciones propias del trabajo forzoso.
“Estamos viendo una vez más la desgarradora realidad de lo que está ocurriendo en algunos buques de pesca comercial en alta mar y es completamente inaceptable (…) El trabajo forzado y otros abusos contra los derechos humanos no deberían ser el precio de una cena marinera”, dijo Beth Lowell, vicepresidenta en Estados Unidos del grupo conservacionista Oceana, sobre el informe realizado por la Coalición para la Transparencia Financiera, organización sin fines de lucro con sede en Washington, que rastrea los flujos de dinero ilícito.
En dicho trabajo la Coalición advirtió que el trabajo forzoso en el sector pesquero -que puede incluir violencia física, condiciones de servidumbre por deudas o de trabajo y de vida abusivas- “se ha convertido en una verdadera crisis humanitaria”.
En medio de estas denuncias, el régimen de Xi Jinping sigue adelante con su ambicioso plan. En ese sentido, China está produciendo buques pesqueros y de guerra a un ritmo vertiginoso que ningún país puede igualar, según los datos de construcción naval de diversos sectores.
La expansión de su poder marítimo, tanto con fines comerciales como militares, ha convertido a China en el mayor armador del mundo por tonelaje, advierte Newsweek en otro artículo publicado este mes. Esto se vio acentuado luego de 2016, cuando el régimen decretó por ley que la flota comercial china puede ponerse al servicio de la agenda de defensa nacional.
En la última década, la Armada del Ejército Popular de Liberación de China superó a la de Estados Unidos en un 25%, con un tonelaje total de más de un millón de toneladas, frente a las 800.000 de Estados Unidos, según un análisis de Tom Shugart, investigador adjunto del Centro para una Nueva Seguridad Estadounidense.
El Departamento de Defensa norteamericano estima, en tanto, que el gigante asiático seguirá aumentando su número de buques, de 395 en 2025 a 435 en 2030.
La expansión de las capacidades navales chinas va de la mano de su búsqueda de acceso a puertos de todo el mundo.
Información de: Infobae