Las consecuencias de la pandemia se evidencian día a día. Desde las patologías que surgen tras la infección, hasta malestares psicológicos, el COVID-19 aún deja su huella en el planeta. En ese sentido, científicos de Alemania, Dinamarca y Reino Unido analizaron el aumento de la mortalidad que impulsó el SARS-CoV-2 en 29 países y detectaron una caída en la esperanza de vida. Asimismo, señalaron que, pese a que muchas naciones lograron recuperarse, otras aún muestran un descenso sostenido. Qué rol tuvo la vacunación y qué dicen los expertos.
“La pandemia de COVID-19 desencadenó un aumento sin precedentes de la mortalidad que se tradujo en pérdidas de esperanza de vida en todo el mundo, con solo unas pocas excepciones”, afirmaron los científicos en el estudio que fue publicado en las últimas horas en la revista científica Nature Human Behavior. En ese sentido, señaló indicaron que existen “divergencias en los impactos de mortalidad de la pandemia en 2021″ y señalaron que “mientras los países de Europa occidental experimentaron una recuperación de las pérdidas de esperanza de vida de 2020, Europa oriental y Estados Unidos fueron testigos de déficits de esperanza de vida sostenidos y sustanciales”.
En total se analizaron 29 países. El único representante de América Latina fue Chile, quien evidenció una “caída significativa” en su expectativa de vida. Algunas de las naciones que formaron parte del análisis son: Bélgica, Suiza, España, Francia, Inglaterra, Gales, Italia, Suecia, Alemania, Grecia, Croacia y Estados Unidos, entre otros. Según indicaron los expertos, “los déficits de esperanza de vida durante el otoño/invierno de 2021 entre personas mayores de 60 años y menores de 60 años se correlacionaron negativamente con las medidas de aceptación de la vacunación en todos los países”.
Asimismo, los científicos detectaron que, “en contraste con 2020, el perfil de edad del exceso de mortalidad en 2021 fue más joven, y los grupos de edad menores de 80 años contribuyeron más a las pérdidas de esperanza de vida”. “Descubrimos que, de hecho, era posible que las naciones se recuperaran de pérdidas drásticas e históricas en la esperanza de vida”, señaló Jonas Scholey, científico investigador del Instituto Max Planck para la investigación demográfica y coautor del artículo, en diálogo con Time. Al tiempo que aclaró que “dentro de nuestra muestra, no era la norma”.
Cuáles son las razones detrás de esta situación
La humanidad ha demostrado una capacidad de recuperación verdaderamente asombrosa. No importa si se trata de desastres naturales, pandemias o guerras, las caídas en la expectativa de vida, en más o menos años, lograron revertirse. Sin embargo, el COVID-19 aún no cede en su presencia y las consecuencias de su aparición aún se detectan día a día.
Según este estudio, y tras evaluar datos anteriores al 2020, los investigadores identificaron que el COVID-19 aún representa “la mayoría de las pérdidas de esperanza de vida en 2021″. Incluso, indicaron que las razones de estas disparidades están vinculadas con “la capacidad de recuperación de sus sistemas de atención médica”, los cuales en algunos momentos se vieron afectados por la gran cantidad de pacientes, además de la situación sanitaria que se evidenciaba antes de la pandemia.
En su explicación, los científicos señalaron que, debido a que el COVID-19 afectaba en su mayoría a personas de 60 años o más, las naciones que lograron bajar los índices de mortalidad en este grupo etario alcanzaron, en consecuencia, reducir de forma más veloz el exceso de mortalidad. En este punto, los investigadores destacaron como puntos positivos las campañas de vacunación, y la disponibilidad de tratamientos antivirales y cuidados intensivos.
De todas formas, Scholey se mostró cauto. “No soy nada optimista sobre la rapidez con la que los sistemas de atención de la salud pueden regenerarse del impacto que tuvieron que absorber durante los últimos dos años y medio”, explicó el investigador. Asimismo, advirtió la situación que dejó la pandemia en el personal sanitario mundial: “Las personas en el sistema de atención médica; algunos han renunciado y otros sufren de agotamiento , y esto tiene un efecto en lo que pueden hacer los sistemas de salud”.
“Soy cautelosamente optimista de que el exceso de muertes este invierno (por COVID-19) no será tan pronunciado en muchos países como lo ha sido en los últimos dos años. Pero con un virus tan impredecible como el SARS-CoV-2, tendremos que ver”, dijo, en diálogo con Time, Scholey
Cuáles son los principales indicadores
Los científicos identificaron algunos puntos esenciales. Asimismo, analizaron cada uno de estos 29 países y evaluaron su progresión. Es más, hasta analizaron por edad y por género. Aquí un punto por punto
– Los 8 países que experimentaron un rebote significativo en la expectativa de vida: Bélgica, Suiza, España, Francia, Inglaterra y Gales, Italia, Suecia y Eslovenia.
– Los 12 países donde la esperanza de vida cayó significativamente: Bulgaria, Chile, República Checa, Alemania, Estonia, Grecia, Croacia, Hungría, Lituania, Polonia, Eslovaquia y Estados Unidos.
– Los 2 países donde la expectativa de vida se mantuvo en los mismos niveles: Escocia e Irlanda del Norte. Según indicaron, esta situación “se mantuvo aproximadamente en los mismos niveles deprimidos que en 2020, lo que indica un exceso de mortalidad constante”.
“Los extremos están marcados por Bulgaria, con pérdidas de expectativas de vida compuestas por récords en 2020 y 2021, y Francia, Bélgica, Suiza y Suecia, todos con recuperaciones completas de pérdidas anteriores sustanciales”, indica el documento; al tiempo que aclara que “de los tres países que no experimentaron pérdida en 2020 (Dinamarca, Noruega y Finlandia), solo Noruega tuvo una esperanza de vida significativamente más alta en 2021 que en 2019″.
– Por grupos de edad: los expertos analizaron cómo afectó la pandemia a los distintos grupos etarios. En ese sentido, indicaron que “en 2021, el número de muertos por la pandemia se desplazó hacia los grupos de edad más jóvenes. ”A pesar del cambio hacia una mayor contribución del exceso de mortalidad de los grupos de edad más jóvenes en 2021, el aumento de la mortalidad entre los mayores de 60 años siguió siendo el contribuyente más importante a las pérdidas de expectativa de vida en comparación con los niveles previos a la pandemia”, siendo que la esperanza de vida “cayó en 28 de los 29 países analizados de 2019 a 2021″.
– Por género: los investigadores evaluaron que la “brecha decreciente en la expectativa de vida entre mujeres y hombres fue interrumpida por la pandemia”. “De acuerdo con investigaciones anteriores, las mujeres mostraron una esperanza de vida más alto en los 29 países de nuestro análisis”, siendo que la “ventaja femenina aumentó significativamente en 16 de los 29 países durante la pandemia”.
Cuál fue el impacto de la vacunación en la expectativa de vida
Un punto esencial, para los expertos, fue la incorporación de la vacunación. Según indicaron, “una mayor aceptación de la vacunación se asoció con déficits de expectativa de vida más pequeños”. “En Europa del Este, especialmente Bulgaria, hubo una menor aceptación de la vacunación y mostró mayores déficits en esperanza de vida, mientras que ocurrió lo contrario en la mayoría de los países de Europa central y occidental”.
“La dirección de esta asociación fue la misma al comparar las contribuciones de los grupos de edad de menores de 60 años, y mayores de esa edad”, indicaron los expertos y indicaron que “la aceptación de la vacunación para personas mayores de 60 años mostró una asociación más fuerte con los déficits de esperanza de vida”. “Los detalles más profundizados de la priorización por edad del lanzamiento de la vacuna y los tipos de vacunas utilizadas pueden explicar algunas de estas diferencias, así como las correlaciones entre la aceptación de la vacuna y el cumplimiento de las intervenciones no farmacéuticas o la capacidad general del sistema de atención de la salud”, concluyeron.
En la Argentina, particularmente, las dosis de refuerzo son una estrategia que se alinea con lo argumentado por los expertos. Para contar con datos certeros sobre su efectividad, la científica del Conicet y FIL, Andrea Gamarnik, le había explicado a Infobae sobre su investigación publicada en la prestigiosa revista científica The Lancet. “Buscamos evaluar cuál era el beneficio de dar una tercera dosis a una población de adultos mayores. Los resultados nos demuestran que combinar dosis de vacunas diferentes es importante y que aplicar los refuerzos puede ser beneficioso para dar protección contra la variante Ómicron que hoy predomina. Al tener una mayor protección por las dosis de refuerzo, las personas mayores tienen menos riesgo de desarrollar cuadros graves y morir”, afirmó.
“Los refuerzos son necesarios, porque las vacunas que hoy existen, que son monovalentes y dan una protección muy corta en el tiempo. Hemos visto como mucha gente vacunada igual se enfermaba, aunque no en forma grave. Las vacunas bivalentes, de segunda generación van a servir como refuerzo para las variantes circulantes. El por qué de la gente que no se vacuna con refuerzos, me parece que ya no hay tanto miedo como al principio y quizás hay menos campañas para hacer que la gente se vacune con las dosis de refuerzo, que es algo muy importante recordar”, había señalado a Infobae la jefa de Medicina Interna del Hospital Alemán, Cristina Freuler.
Información de: Infobae