La unidad es la estrategia
El gobernador Miguel Riquelme consideró que lo último que debía hacer su partido era lamentarse por la renuncia del legislador federal Shamir Fernández. Minimizó sutilmente la fisura, al mencionar que quienes han tomado la decisión “se han ido solos”, ya que, según precisó, las estructuras y liderazgos territoriales permanecen dentro del PRI.
No obstante, por si las dudas, el mandatario estatal también se aseguró de transmitir un mensaje de unidad y lealtad. Sobre todo, porque la salida de Fernández no es la primera y, a decir de algunos analistas de la política local, podría no ser la última.
Por lo mismo, a puerta cerrada no fue posible ocultar los gestos de preocupación. Los rumores de diferentes dimisiones en el futuro sonaban como chicharras al interior del PRI y del aparato de gobierno. Comenzaron entonces las llamadas a otros cuadros priistas, específicamente a aquellos que, por su notoriedad y peso electoral, su salida sí representaría una clara y letal fisura en el partido que aspira gobernar durante otros seis años en Coahuila.
Quedaba claro que al PRI le hacía falta urgentemente un mensaje más contundente de unidad para evitar un mayor desgajamiento, al menos durante el proceso interno para la selección de quien será su abanderado en la elección del próximo año.
Los celulares a los que llamó Rodrigo Fuentes, presidente del PRI estatal, fueron los de Manolo Jiménez y Jericó Abramo, quienes, hasta el momento, y sin conocer el desenlace del Estado de México, podrían considerarse entre los aspirantes más visibles del PRI.
En una reunión inédita y estratégica, los tres priistas conversaron sobre los términos a establecer en una eventual contienda interna para la selección del candidato. Sin embargo, trascendió que la palabra unidad fue la que se pronunció en forma más enfática por el dirigente priista.
Es evidente que la renuncia de Shamir funcionó como un disparador que expuso los riesgos de una mayor fragmentación. Considerando que Morena se encuentra cercano o a la par del PRI, de continuar la confrontación y el “fuego amigo”, no habría futuro ni para las señaladas como las “élites”, ni para los que promueven una contienda abierta al interior de dicho partido.
Suponiendo que, según lo señalado por el mandatario estatal, las estructuras y liderazgos territoriales del PRI continúan intactos, en tal caso evitar la división y el desgajamiento de cuadros, se convierte en el elemento central al formular la estrategia políticoelectoral para afrontar el 2023.
La unidad no es el dolor de cabeza exclusivo del PRI, también lo es de Morena. Crece el “fuego amigo” entre las huestes de Armando Guadiana, Luis Fernando Salazar y Ricardo Mejía. Las llamaradas de la confrontación comienzan a quemar las ramas de la cohesión y el entendimiento. Hay quienes afirman que algunos de ellos han tendido mayores lazos con los opositores a Morena que con los adversarios internos. El fantasma de la elección de Durango se asoma a las puertas de Coahuila.
En la tierra de Francisco Villa, la división interna le costó la gubernatura a Morena. Una elección en donde la mayoría de las encuestas le daban la ventaja, se vino abajo después del proceso interno en el que fue electa Marina Vitela. Otro de los competidores, el popular senador José Ramón Enríquez, quien, en apariencia, encabezaba los sondeos, negó públicamente su apoyo y el de sus seguidores a la candidata de su partido.
Antes que cicatrizar la herida provocada por la elección interna tendiendo puentes con el senador Enríquez, los operadores de Marina Vitela prefirieron experimentar alianzas con los opositores a Morena, que habían sido relegados por sus partidos, principalmente PRI y PAN. El resultado fue totalmente contrario a lo esperado. La fisura creció hasta ahogar a la candidata en un lago de fragmentación y, según algunos columnistas, traiciones.
En contraste, los integrantes de la alianza PRI-PAN-PRD, encabezada por el priista Esteban Villegas, dejaron atrás las vanidades y cumplieron, en su mayoría, el compromiso de unidad, permitiendo que su abanderado se llevara el triunfo en los 15 distritos electorales de Durango con una ventaja mayor a los 100 mil sufragios.
En conclusión, si se tienen los votos, conservar la unidad lo es todo.