¿Con qué tipo de votante te identificas?
Puede que al principio mis comentarios parezcan algo simplistas, pero todo apunta a que hay dos tipos de votantes que dominarán las próximas elecciones: consumidores informados y guerreros apasionados. Después de todo, se insiste en que política es una elección entre blanco y negro.
Si eres de esas personas que al acudir al supermercado examinan minuciosamente las etiquetas de los productos, evalúan la calidad y comparan precios para elegir la opción más adecuada, entonces lo más probable es que pertenezcas a la primera categoría.
Cuando este comportamiento se extiende a la democracia, los votantes evalúan críticamente a los gobernantes y toman decisiones basadas en las capacidades y antecedentes de los candidatos.
Dependiendo del desempeño en el ejercicio del poder, los votantes recompensan o penalizan al gobierno en las urnas, seleccionando en última instancia la opción política que más se alinee con sus preferencias. Este proceso se conoce comúnmente como votación racional.
Si, por el contrario, acostumbras correr por los pasillos de las tiendas para elegir apresuradamente la marca que siempre has usado, sin considerar marcas de menor precio y mayor calidad, podrías ser uno de los votantes con mentalidad guerrera.
En esta categoría, no hay margen para considerar otros productos, aunque ofrezcan mejores beneficios. De hecho, si alguien intenta promocionar una marca distinta a la elegida, inmediatamente se enfrenta a una actitud defensiva.
Al asumir el papel de combatiente, este votante adopta una postura firme dentro de una trinchera ideológica. Su misión es defender con uñas y dientes a su partido. En este escenario, la evaluación del gobierno pierde su objetividad.
Desde esta perspectiva, las elecciones ya no sirven para comparar y decidir entre distintas ofertas políticas en competencia; en cambio, se convierten en una herramienta para reafirmar las preferencias políticas preexistentes.
La fuerza de los guerreros apasionados reside en su lealtad. No se puede negar el peso de sus emociones cuando acuden a votar. Este hecho prevalece en las democracias contemporáneas, particularmente en sistemas de partidos fuertes que poseen un número significativo de votantes “duros”.
La clasificación de “consumidores informados” y “guerreros apasionados” no solo ofrece un punto de vista entretenido sobre el funcionamiento de la democracia, sino que también se relaciona estrechamente con las analogías de “democracia de trincheras” y “democracia de supermercados” propuestas por Lluís Orriols, un reconocido politólogo español.
En su reciente libro, «Democracia de trincheras: por qué votamos a quienes votamos», publicado por Península, Orriols utiliza ambas analogías para profundizar en los patrones que guían las votaciones en las democracias modernas. A partir de acontecimientos políticos recientes en España y otros países, ejemplifica el comportamiento de los votantes y su impacto en la democracia.
El autor ofrece una perspectiva que invita a la reflexión sobre la creciente polarización y los conflictos que surgen de la devoción ideológica y las identidades partidistas. Como consecuencia de ello, la democracia de trincheras se ha expandido y fortificado.
En contraste con la analogía de un supermercado, las personas en las trincheras tienden a ser más emocionales que reflexivas cuando votan.
Quizás por eso Lluís Orriols subraya la opinión de algunos expertos: “Estamos en un momento en el que las personas abandonan la razón y se dejan llevar por sus identidades y emociones”. ¿Tienen razón los politólogos?