Pronósticos inciertos
La física ejemplifica las peculiaridades del mundo cuántico a través de un experimento mental en el que un gato está vivo y muerto al mismo tiempo en una caja que contiene un dispositivo con veneno. No tenemos forma de saber si el veneno se liberó a menos que miremos dentro, por lo que se supone que el animal se encuentra en ambos estados a la vez.
Analizar la economía mexicana en 2024 es como recrear este curioso experimento de física, especialmente ahora que México y Estados Unidos celebrarán elecciones presidenciales.
Ante la incertidumbre creada por los acontecimientos políticos, las tendencias del empleo, la inflación, el crecimiento y los tipos de cambio siguen en el limbo. En este momento es absurdo predecir si la economía mejorará o empeorará respecto al año pasado.
Ambos escenarios son igualmente posibles: 2024 podría significar un año de consolidación económica y recuperación de la crisis de 2020, pero también podría ser un año de retrocesos.
Son realidades opuestas, pero coexisten en la imaginación de las proyecciones. Esta extraña situación continuará hasta que se abra la caja, o mejor dicho, hasta que se anuncien los resultados electorales.
Importantes organismos internacionales del sector financiero han confirmado que las perspectivas económicas son estables para México y el mundo, a pesar de la desaceleración del crecimiento. Sin embargo, no tienen en cuenta la coyuntura y las incógnitas políticas de 2024, que pueden obligar a un ajuste a la baja en agosto, como pasó en 2016 debido a los menores precios del petróleo y la victoria de Donald Trump.
Mientras los expertos intentan saber más sobre lo que sucederá en 2024, las tensiones de las campañas electorales podrían liberar el veneno. Las crispaciones políticas cambiarían drásticamente la situación económica. La mayoría de los pronósticos terminarían en el olvido.
¿Qué pasará con la economía mexicana si Donald Trump vuelve a ganar la presidencia de Estados Unidos? Recordemos que el republicano utilizó a México como carne de cañón durante la campaña de 2016, y las amenazas se intensificaron después de asumir el cargo. Hablaba de revisar los aranceles y renegociar el TLCAN. Algunas inversiones se retiraron del país en respuesta a sus advertencias.
Los flujos de inversión y el crecimiento económico de México son particularmente sensibles a lo que sucede en Estados Unidos. No solo a los cambios en la economía real, sino también a la política y las elecciones.
¿Será 2024 un año de consolidación o retroceso para la economía mexicana? No está claro hasta el momento. Hacer pronósticos es difícil cuando hay dos elecciones en marcha y la polarización y las tensiones políticas son moneda corriente.
En México, por ejemplo, un conflicto postelectoral grave y prolongado afectaría el crecimiento económico. El gasto descontrolado con fines electorales ejercería una presión inflacionaria. Los tipos de cambio pueden reaccionan ante el anuncio de medidas económicas extravagantes.
La buena noticia es que también puede ocurrir lo contrario. La relación entre política y economía es a veces armoniosa y benéfica. Un proceso electoral limpio y con propuestas pertinentes, así como un claro apoyo a México en las elecciones estadounidenses, pueden tener un impacto positivo y decisivo en el desempeño económico en 2024.
Es como mirar dentro de la caja del experimento y descubrir que el gato está vivo y ronroneando.