Hasta la noche del martes 25 de abril, López Obrador seguía oculto. Ningún video ni fotografía sobre su estado de salud real y verificable. Pero todos sabemos que está muy enfermo. El propio AMLO lo reconoció así en septiembre pasado: “Tengo varias enfermedades: corazón, hipotiroidismo, gota y otros padecimientos”. Y tras su desvanecimiento del domingo pasado en Mérida, el hermetismo sobre su apariencia física se ha manejado como secreto de Estado.
Sin embargo, hay un cuadro comprobado y verificable: el presidente de México se desvaneció la mañana del domingo pasado en Mérida por su endeble estado de salud. Más allá de su volátil estado mental que lo lleva a decir una cantidad aterradora de maldades, amenazas y estupideces, sus enfermedades lo están obligando, ahora, a ser recluido sin que públicamente se conozca su verdadera condición física.
¿Cómo está realmente el Presidente?
Y las señales preocupantes desatadas ayer martes por la tarde:
Senadores del PT proponen iniciativa para nombrar Presidente de la República sustituto, en caso de ausencia absoluta.
La Cumbre de AL que se realizaría 6 y 7 de mayo en Cancún, es suspendida por el gobierno obradorista ante la inevitable ausencia de AMLO. Aún faltan dos semanas, y se confirma desde ahora que López Obrador no estará disponible.
Los gobernadores son convocados, con carácter de urgente, a Palacio Nacional.
Por algo será.
A las 4 de la tarde con 23 minutos del domingo pasado, en mis cuentas de TW y FB, lo adelantamos así: “Estoy en condiciones de confirmar el DESVANECIMIENTO de AMLO, esta mañana en Mérida, Fuentes cercanas al gobierno de Yucatán atestiguaron el desmayo…”. Después de esta información, hubo intentos de sus mascotas con pluma y micrófono por desmentir la versión, la cual creció en horas siguientes ante los evidentes vacíos de información del régimen obradorista.
El desvanecimiento de López Obrador en Mérida fue atestiguado – tal y como lo asentamos en nuestro adelanto informativo vía Redes Sociales-, por varias personas presentes justo cuando AMLO iba a desayunar en la Base Militar VIII de Mérida. Nuestras fuentes aseguran que Andrés Manuel se desvaneció delante de varias personas. Fuentes muy confiables.
El desmayo presidencial sería confirmado esa misma tarde de domingo 23, y en su edición del día siguiente, por el respetado y prestigiado Diario de Yucatán, de la siguiente manera: “El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, habría sufrido un infarto o una complicación cardiaca en el edificio conocido como Casa de la Piedra de la Base Aérea Militar 8 de Mérida…”. (Vía Redes Sociales).
El mismo diario publicó, en su nota principal del día siguiente, lunes 24 de abril: “Un desvanecimiento del presidente López Obrador cuando se disponía a desayunar ayer en Mérida, disparó las alarmas sobre el verdadero estado de salud del mandatario…”.
Aún más:
El columnista José Ureña, en su Teléfono Rojo del Diario24Horas del martes 25 de abril, incluyó la versión de un ejecutivo del propio Diario de Yucatán, que confirma el hecho de que AMLO se desmayó ante los ojos de varias personas. Extractos de la entrevista de Ureña con dicho ejecutivo:
-Yo vi cómo se desplomó el Presidente, para sorpresa de todos…
– ¿Nadie hizo algo para detenerlo?
– No hubo tiempo. Todo fue tan rápido que cayó con todo su peso de lado. Por fortuna estaba sentado y quizá esto evitó un golpe mayor.
– ¿Qué hicieron luego?
– Había mucha confusión y luego fue levantado por personal presente…
Hasta aquí, lo publicado por Ureña.
Así, al menos dos versiones periodísticas confirmaron lo que adelantamos, la tarde del domingo pasado, sobre el desvanecimiento de López Obrador en Mérida.
Los esfuerzos de los voceros oficiales y oficiosos de AMLO por desmentir su desvanecimiento, fueron patéticos. Mintieron. Falsearon. Trataron de confundir, pero les fue inútil. El país sabía, desde el domingo, que AMLO se había desmayado. “Es un falso rumor (sic)…El presidente sigue (con su gira de trabajo) como lo tenía planeado”, engañó el vocero de la Presidencia, Jesús Ramírez, en breve comentario hecho a El Universal. De nada sirvió.
Inicialmente, conocimos que López Obrador había sido llevado, de manera urgente y en condición grave, desde la Base Militar VIII de Mérida al Hospital Militar de la Ciudad de México. Empero, la noche del lunes se nos dio a conocer que AMLO estaba internado en el Hospital de la Marina.
Cierto: la salud del Presidente es un asunto de seguridad nacional. Se debe dar información precisa respecto al estado real de cómo se encuentra su salud. Es un derecho de los mexicanos que hoy se pretende cancelar.
¿Por qué hasta la noche del martes 25 de abril no se había subido algún video sobre la apariencia física de AMLO, si cuando ha tenido coronavirus en dos ocasiones anteriores de inmediato se hizo público un video con López Obrador hablando? AMLO saca video hasta cuando estornuda. ¿Por qué ahora no?
¿Por qué no se ha publicado fotografía alguna de AMLO en Palacio Nacional, si afirman algunos que allí se encuentra?
¿Por qué se oculta el rostro del Presidente de manera pública?
¿Qué tan grave es el estado de salud de AMLO?
¿Por qué se esconde el estado físico de López Obrador?
Por algo será.
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Ya sabemos que la estabilidad emocional y el estado mental de López Obrador no están sanos. Porque un hombre cuerdo no diría que la pandemia “nos vino como anillo al dedo”, o se burlaría de las masacres contra mexicanos, o se jactaría de que las empresas “si van a quebrar, pues que quiebren”, o minimizaría la muerte de niños con cáncer, y tampoco pediría a los ciudadanos prepararse para una guerra contra Estados Unidos (¿?). Eso solamente lo diría un sujeto trastornado de mente.
López Obrador sí se desvaneció el domingo pasado en Mérida.
Ese es el hecho consumado y verificado.
Y no pudieron desmentirlo.
TW @_martinmoreno
FB / Martín Moreno-Durán
Información de :SinembargoMx