El físico y el filósofo

«Tradicionalmente se ha visto estas historias como elementos ajenos a la ciencia, recursos que han ayudado a popularizar las ideas, pero la verdad es que son tan centrales e importantes que no tendríamos ciencia sin ellas». Jimena Canales.

Mucho se ha debatido a lo largo de la historia la relación intrínseca existente entre la ciencia y las humanidades. ¿Es posible hablar de ciencia sin considerar la filosofía? ¿No es precisamente el pensamiento filosófico lo que lleva al científico a preguntarse las causas y efectos de sus postulados e investigaciones? Lo cierto es que a pesar de que hoy en día es posible hablar de un cambio en la relación de ambos conceptos, el motivo principal por el cual existió inicialmente un considerable distanciamiento entre ellos sucedió un 6 de abril de 1922, en París, cuando un incipiente Albert Einstein y el ya por entonces respetado filósofo Henri Bergson debatieron públicamente sobre el concepto de “tiempo”. 

Bergson argumentaba que no era posible entender el “tiempo” sin tomar en cuenta los aspectos intuitivos de éste, su duración, evolución creadora y memoria. Einstein por su parte, anunciaba tajantemente que el tiempo de los filósofos no existía y que para la ciencia el tiempo es eso que miden los relojes. Einstein había ganado el Nobel en 1921, a Bergson le sería otorgado el de literatura en 1927. El enfrentamiento entre dos titanes del pensamiento en un debate contestatario que se prolongó durante muchos años dejaría ondas secuelas y diferencias entre la ciencia y las humanidades. 

¿Por qué nunca se llegó a un acuerdo? ¿Cómo influyó esta discusión en las próximas generaciones de científicos y pensadores? A la luz de los tiempos actuales, ¿se mantienen ambas posturas o han encontrado la posibilidad de reconciliarse? Posibles respuestas y más preguntas encontramos en el libro “El físico y el filósofo” de la reconocida doctora en historia de las ciencias y escritora méxico-estadounidense, Jimena Canales, editorial Arpa, publicado para México en 2020. Un excepcional aporte de investigación para deleite de científicos y humanistas, pues como bien apuntó Séneca alguna vez, finalmente: “El tiempo descubre la verdad”.

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