Cuando la tierra era plana
Durante el transcurso de la civilización, el ejercicio científico ha aprendido a corregirse y reinventarse. Si de algo estamos seguros es que el conocimiento jamás será absoluto, y por tanto, muchas teorías consideradas válidas en su momento se han desestimado dando paso a otras diametralmente opuestas.
La historia nos demuestra una y otra vez miles de creencias que en algún tiempo dimos por ciertas, por ejemplo: que todos los metales básicos tras cierto tratamiento alquímico pueden llegar a convertirse en oro; que el tabaco o los refrescos de cola eran capaces de curar múltiples problemas de salud; una crianza selectiva genéticamente hablando, que podía llegar a mejorar la especie y eliminar a los débiles de la sociedad; el tiempo en el que la tierra fue plana o cuando se pensó que su centro era hueco; la falsedad que incluso, hoy se sigue atribuyendo a Darwin acerca de la evolución de ser humano descendiente del mono, cuando él nunca lo propuso así.
Pues bien, todos los temas anteriormente descritos hasta llegar a 18 apartados de información científica que creímos erróneamente, componen el más reciente libro del maestro investigador Graeme Donald, ediciones Obelisco, 176 páginas y publicado para México en noviembre de 2022. Una asombrosa colección de anécdotas que nos harán reflexionar y pensar. En lo personal me llamó mucho la atención el apartado “por favor lávate las manos”, que nos cuenta sobre esta práctica implementada en la vida de los humanos apenas de manera reciente, durante el siglo XIX. Antes de que Ignaz Semmelweis propusiera el lavado de manos por higiene, la tasa de mortalidad entre enfermos y galenos era 90% mayor. Con su práctica la tasa de infección en todos los ámbitos se redujo al 10%, sin embargo, la implementación de este uso le costó al propio Semmelweis la vida en manos de un detractor. Una lectura por demás, científicamente recomendable.
Somos lo que hemos leído y esta es, palabra de lector. [email protected]