El lecho de Procusto
“Corolario de la Ley de Moore: Cada diez años, la sabiduría colectiva se reduce a la mitad.” Nassim Nicholas Taleb
Según cuenta la mitología griega, Procusto fue propietario de un hostal en Ática. Loco y cruel, secuestraba a los viajeros, les ofrecía de cenar y luego los llevaba a pasar la noche en un lecho muy especial. Tenía una manía enfermiza en la que el viajero debía encajar a la perfección en una cama, pero hacía trampa. Si el huésped era muy alto lo llevaba a una cama pequeña y entonces para que cupiera con exactitud cortaba sus piernas. Si por el contrario el desdichado era demasiado corto lo llevaba a una cama muy larga y entonces estiraba sus extremidades hasta que alcanzara la altura adecuada.
Según el mito, después de algunos años de cometer sus fechorías, Procusto pasaría a ser víctima de su propio crimen en las manos vengadoras de Teseo (vencedor del Minotauro), que aplicando la Ley de Hércules hizo pagar al asesino con la misma moneda cortando su cabeza.
El mito es simplemente una alegoría filosófica a nuestro propio pensamiento y manera de ser como personas. Cuando el ser humano llega al límite de sus conocimientos, sea de manera individual o en su relación con los demás, busca resolver siempre la confrontación a sus problemas haciendo un traje a la medida con ideas, vocabulario, acciones y pensamiento, de manera independiente a la lógica cierta de la realidad. Es decir, alteramos el traje de la vida para que quede a la perfección de nuestra propia conveniencia.
De esta manera lo expone el maestro ensayista e investigador Nassim Nicholas Taleb (autor de “El Cisne Negro”), en su libro “El Lecho de Procusto” editorial Paidós, 2018, a través de una colección imperdible de aforismos, que a lo largo de 143 páginas, nos harán reflexionar y recapacitar acerca de los valores y antivalores que usualmente utilizamos como algo natural sin considerar en realidad, la validez y el juicio de su práctica.
“El único problema del que ríe al último, es que el ganador tiene que reír solo”. Nassim Nicholas Taleb.
Somos lo que hemos leído y esta es, palabra de lector.
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