Orfandad
“Los ingenuos no son los que tienen ideales, sino los que incursionan en la política careciendo de ellos”. Jesús Reyes Heroles.
Más allá de “la forma y el fondo”, de “primero el plan y luego el hombre”, del liberalismo virtuoso de cambio y transformación, el ideólogo, pero también el actor político, Don Jesús Reyes Heroles, siempre demostró creer primero “en el poder de la política, que en la política del poder”. Irreverente ante las jerarquías temporales, ante la pregunta ¿qué hora es? y no saber responder: “la hora que usted diga señor presidente”, le costó la renuncia a puestos importantes en diferentes sexenios.
Pero detrás del político existió un padre, un esposo, amigo y ser humano que pocos fuera de su círculo íntimo conocieron. Un Reyes Heroles bibliófilo y gran coleccionador de primeras ediciones; a quien le gustaba mirar el mar desde fuera y si alguien intentaba convencerlo de meterse al agua siempre aleccionaba con la historia de “El jorobadito”; el aficionado a jugar dominó y quien compartía con el expresidente Ruiz Cortines la superstición de tocar madera, por lo que ante la imposibilidad de encontrarla en cualquier parte adoptó el consejo de Don Adolfo: llevar siempre un palillo de dientes en la bolsa del saco.
Con la delicadeza típica de la anécdota personal, voz propia y su característica destreza literaria, el maestro Federico Reyes Heroles nos ofrece un viaje por el tiempo y la política de México durante los sesentas, setentas y ochentas en el libro: “Orfandad. El padre y el político”, editado por Alfaguara con una primera edición en 2015 y narrado desde la experiencia de vida al lado de su padre.
Quien haya leído los libros escritos por Don Jesús Reyes Heroles, (recomendable las obras completas del Fondo de Cultura Económica), sabe que el apego irrestricto a las formas y a la ley por parte del ideólogo, nunca estuvo en entredicho. Tan es así que cuando se le sugirió la posibilidad de reformar la Constitución para hacerlo presidenciable, su respuesta invariable fue un tajante “no”. De ahí que conocer sus motivaciones personales siempre resultará enriquecedor, ante la orfandad de ideologías políticas reales que generosamente abunda en la actualidad.
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